Andan locos buscando ideas que nos contenten. Pedro Sánchez, líder del PSOE, profundiza en la España pomposa y fúnebre y se le ocurre que las mujeres víctimas de violencia de género merecen funerales de Estado. ¡Vuelco en los sondeos! El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, indignado por la opacidad de las tarjetas de Caja Madrid (un Rato después, Bankia), manda a sus sabuesos a olisquear si las empresas del Ibex 35 ocultan a Hacienda gastos en comida y ocio. Pero sabemos que no tiene sabuesos „los inspectores se quejan siempre de falta de medios y de ganas de que investiguen„ y que si quiere recoger calderilla sólo debe dictar otra amnistía fiscal.

Basta escuchar la radio para saber lo que se pide. Devolución y claridad. Los sobres de la abuela. Antes de la bancarización, cuando el dinero estaba en casa, los distintos ministerios de la microeconomía doméstica eran sobres en los que se separaban los billetes para la luz, para el agua, para la renta... el amarillo, para la universidad del mayor y el de tarjetas de visita, para vacaciones. Sobres para el dinero que vayan devolviendo, de grado o por la fuerza, los que se lo llevaron crudo. De Rodrigo Rato „a quien se le atribuye parte de la autoría intelectual„ se dice que ha devuelto algo. A verlo. En el telediario y en Mariló. El ejemplar de empresario ejemplar Arturo Fernández, hostelero de la política, ´indimisible´ con sus cargos, prometió devolver los 37.000 euros que gastó con la tarjeta de Caja Madrid en su época de consejero mediante una transferencia a Bankia o a la Fundación Caja Madrid. Pues no. Debería entregarlo en mano a persona acreditada ante fotógrafo. Y así todos, de uno en uno. Y sumando.

Y así los jueces que consigan repatriar cantidades del negro del PP de Génova, de los Eres de Andalucía, de los Pujol de Cataluña. Sobres, sin tocar, sin banco (para que no corran riesgo). Dentro de un año contamos y vemos en qué gastarlo.