El jueves 10 de octubre ocupamos la sucursal del Banco Popular en la avenida de la Libertad en Murcia. Ese banco que subvenciona biblias para abaratar su precio y a la misma vez causa un inmenso sufrimiento a las familias, ese banco, como el resto de los demás, que antepone sus beneficios por encima de las personas y entiende que hay que machacar a la gente y no ceder cuando piden algo justo. El banco no cede, no tiene alma, desprecia a la gente y está por encima de la sociedad. Los banqueros se sienten seguros porque tienen a su lado a muchos políticos con capacidad de gobierno, porque dichos políticos elaboran leyes al dictado de sus intereses. Por eso no es de extrañar que cuando les protestamos digan con toda la firmeza que «vamos a llamar a la Policía y os veréis las caras con el juez». Debería ser al revés, los ciudadanos llamar a la Policía y que sean los banqueros quienes se vean las caras con los jueces. Lo dicho, ellos controlan, son un poder fáctico a la sombra de todas las instituciones del Estado con capacidad de decisión.

Ocupamos el Banco Popular porque queremos a Juanjo y Dori y durante un tiempo largo hemos visto cómo han luchado por la condonación de su deuda, porque quieren que sus dos hijos tengan un futuro digno, no un futuro de deuda y de penurias. Y hemos visto cómo este banco ha sido inflexible, no acepta nada. Ellos han luchado constantemente y nosotros les hemos acompañado en esta lucha. Les hemos visto sufrir, sabemos que han pasado muchas noches sin dormir€ pero no han cejado en su empeño. Ante las negativas y los engaños, ellos han luchado sin descanso y nosotros a su lado, aportando ideas de lucha y estando presentes en las diversas y continuadas acciones. Son un ejemplo de perseverancia. ¡Ojalá muchas familias lucharan de esta manera! La realidad sería distinta.

Ese día quedamos a las 10.30 y ocupamos el banco sobre las 11 horas, entrando sin ningún tipo de violencia, ante la sorpresa de los clientes y los propios trabajadores. Le dijimos al director por qué estábamos allí y que no nos iríamos hasta que consiguiéramos la condonación de la deuda, injusta, por cierto, de Dori y Juanjo. Pasaron horas, la ocupación duró más de doce. Horas de convivencia, de esperanza, de tensión, de reflexión, de rabia, de impotencia, del sí se puede€ Hubo un momento de tensión importante porque no nos dejaban usar el servicio; después de muchas horas la necesidad de orinar era imperiosa, pero al final cedieron.

Fueron horas de hablar entre nosotros, de no creernos que nuestra querida España esté así por la ambición de unos cuantos enriquecidos y que los políticos cómplices estén a su servicio sin ningún escrúpulo, utilizando la mentira de una manera descarada. Ejemplo de esto lo tenemos en el ministro Montoro, que dijo que los sueldos en España no están bajando, sino que suben moderadamente, y los diputados del PP aplaudiendo. Esto es ofensivo para la gente. ¡Miserables los que mienten y los que aplauden!

Pasaba el tiempo y había una pregunta continua que se hacía: «¿Se sabe algo del banco? ¿Han respondido?». La respuesta, a primera hora de la tarde, cuando llegó la policía y el director nos notificó que la postura del banco se mantenía. Nuestra respuesta fue seguir allí. La noticia cayó como un jarro de agua fría. Éramos conscientes de que el desalojo por la fuerza era cuestión de tiempo. Decidimos aguantar con actitud de no violencia, ni siquiera violencia verbal. Son horas donde la cabeza y el corazón dan muchas vueltas, pero al final queda que si no luchamos no tenemos futuro. Sufrimos los que estábamos encerrados, pero también sufrieron las personas que estaban fuera.

En efecto, pasada la media noche llegaron varios furgones de la UPR, los llamados antidisturbios; al mando venían dos policías judiciales, que nos leyeron la orden en que se nos acusaba de allanamiento de morada y coacciones. Pero tuvieron una actitud negociadora con nosotros para evitar el delito de desobediencia a una orden judicial y que esa noche durmiéramos en el calabozo. Creo que tuvieron una actitud positiva y al final se llegó a un acuerdo para salir de una manera digna para nuestra lucha, sin claudicar. Es de agradecer ese comportamiento policial. Lo mismo que es de agradecer que se denuncien los abusos policiales cuando existen. Lo cortés no quita lo valiente y lo valiente no quita lo cortés.

Tendremos que ir al juzgado de instrucción número 9, cuando los que realmente cometen allanamiento de morada y coacciones son los bancos. ¿No es acaso un desahucio un allanamiento de morada y de coacciones? Con el agravante de que se quedan con la casa. Lo dicho, las leyes al servicio de los financieros inmorales y políticos corruptos.

Si no hay gente que luche por la justicia ¿qué nos espera? Tenemos que seguir peleando desde la no violencia por un país donde la persona sea lo primero, porque nosotros luchamos por la dignidad humana, Los Derechos Humanos, nuestros derechos constitucionales, por la solidaridad, la justicia y la fraternidad. A eso le llaman allanamiento de morada y coacciones. Esperemos que este país pueda vivir en paz y bienestar, pero tenemos que seguir comprometiéndonos para que eso llegue algún día. Sí se puede.