Tengo que confesarlo, aunque sólo sea para quedarme tranquilo conmigo mismo y calmar mi conciencia: "Soy uno de ellos". Sí, señor Rosell, soy uno de esos funcionarios que según usted, sobramos en nuestra Administración, porque gastamos luz y teléfono (además de calefacción y aire acondicionado). Pertenezco a esa subclase social que usted considera parásitos, que tras quemarse las cejas estudiando una carrera y preparando una oposición para conseguir un puesto de trabajo mal pagado, ahora tiene que defender su honestidad y justificar su labor ante personas como usted, que no tienen ni puñetera idea de lo que es la Función Pública.

Además, soy de los más perniciosos, porque a mi condición de funcionario habría que añadirle la de sindicalista, con lo que estoy seguro que, si de usted dependiera, sería 'objetivo prioritario' de sus originales medidas para disminuir el gasto público.

No voy a caer en el tópico de justificar la labor de las empleadas y empleados públicos hablando de médicos, policías, enfermeros/as, maestros/as y demás, que por su importante función social, permanecen ajenos a sus críticas. Me voy a los conserjes, auxiliares, administrativos/as, celadores y resto de empleadas y empleados públicos que, con salarios miserables, hacen que la maquinaria de nuestra Administración pueda seguir funcionando. ¿Sabe usted cuánto cobra al mes un conserje? ¿Sabe usted cuánto les han rebajado su sueldo entre Zapatero y Rajoy en dos años? ¿Sabe al menos qué funciones desarrollan?

Es fácil hablar desde su gran despacho, sintiéndose una de las personas más influyentes de la trama empresarial española, rodeado de sacabarrigas aplaudidores que le ríen las gracias, revolotean como buitres y se frotan las manos pensando en los beneficios que les supondrían las hipotéticas privatizaciones de los servicios públicos.

¿Se ha parado por un momento a reflexionar sobre lo que ha dicho? ¿Quién abriría las puertas de colegios y hospitales? ¿Quién recogería sus instancias, realizaría las notificaciones o tramitaría sus expedientes? ¿Sobran funcionarios/as? Se le ve el plumero, compañero. Usted lo que pretende es desestabilizar, crear un estado de opinión contra los empleados/as públicos, justificar las privatizaciones y generar ingresos extras para la patronal privada a cambio de asumir las funciones de los servicios públicos.

Como le digo, además soy sindicalista. Mira por dónde, en algo, nos parecemos usted y yo, porque ambos representamos a un determinado colectivo de personas. Si usted es presidente de la patronal, es porque sus compañeros/as lo han elegido y si yo soy sindicalista, pues tres cuartos de lo mismo. La diferencia está en que, mientras usted defiende a los empresarios/as, yo defiendo a los currantes y 'currantas' que trabajan para ellos y para el resto de la ciudadanía en la Administración Pública.

Defiendo a esos trabajadores/as que han conseguido su puesto de trabajo gracias a su esfuerzo (aprobando una oposición), que se ganan el pan (y el de sus familias) con el sudor de su frente, que declaran todos sus ingresos a Hacienda y pagan sus impuestos, que no tienen 'contabilidad B', ni entregan o reciben sobres con dinero sin declarar, que no tienen cuentas en paraísos fiscales para evadir impuestos, que en resumen, son gente honrada y trabajadora. ¿Verdad que también podría usted decir lo mismo? ¿Coincidimos también en eso? Bueno, es cierto que alguno de sus representados/as se ha desmadrado un poco, pero no generalizaremos.

No tema, señor Rosell, aunque tengamos similitudes, estoy seguro que nunca nos pareceremos, porque usted, al menos por definición, defiende la iniciativa privada y los intereses particulares, mientras que este funcionario-sindicalista, defiende y siempre defenderá, los servicios públicos y los intereses generales. Lo siento por usted, pero lo mío es moralmente más gratificante.