El 31 de diciembre de 2012 supone el fin del mundo tal como lo conocemos. Esto es, un mundo en el que, salvo un corto período excepcional establecido por el último Gobierno de Zapatero, y hasta donde la memoria nos alcanza, la compra de vivienda habitual, la que uno habita la mayor parte del año, ha contado con el beneficio de una importante desgravación fiscal

Este ha sido tradicionalmente uno de los factores que más ha dinamizado el mercado inmobiliario de este país. Y no me refiero tanto a la compra de la primera vivienda por parte de jóvenes parejas que quieren crear un hogar (cuando los ingresos son menores y las posibilidades de desgravación son, por lo tanto, también inferiores), como por parte de quien ya tiene unos ingresos mayores, tiene su casa pagada y ve la opción de comprar una vivienda de mayor precio como la única fuente de ahorro fiscal disponible. Aunque no todos lo recuerden, España, y el sector inmobiliario en concreto, ya sufrió un fuerte impacto por la supresión de la desgravación, en este caso por la compra de segunda residencia, al final de la década de los ochenta. De allí se derivó una depresión del sector, que no recuperó su pulso hasta mediados 90.

Aunque las ventas de viviendas se animarán probablemente de aquí a fin de año „creando un falso efecto de recuperación del sector„ nos encontraremos con una situación de llanto y rechinar de dientes a inicios del próximo año. Si a eso le añadimos que desaparece simultáneamente la bonificación sobre el incremento del patrimonio (que era hasta ahora del 50%) y el final de las cuentas de ahorro vivienda, todos deberíamos pensarnos seriamente el adelantar la compra de vivienda si realmente nos lo estamos planteando en un plazo relativamente corto. Y si algunos piensan que la llegada del banco malo va a compensar el encarecimiento fiscal de la vivienda están francamente equivocados. El banco malo nace para beneficiar a unos inversores que tienen capacidad para aguantar a que el mercado se recupere y para favorecer con inyecciones de dinero la liquidez de la banca comercial. Los precios ya no van a bajar más y, probablemente, empezarán a subir en unos pocos meses, después de un corto período de estancamiento con apenas ventas.