La tristeza es un estado de ánimo en el que los humanos nos sumimos cuando la desgracia se ceba en nosotros, en nuestras familias, en nuestros amigos o en nuestras pertenencias o las de ellos. Así quedó Lorca cuando fue abatida, sin sentido, sin pretenderlo y sin merecerlo, por las fuerzas descontroladas de la Naturaleza. Personas y pertenencias se vieron, en unos instantes, centrifugadas fuera del ámbito usual de existencia y castigadas a penurias inmerecidas. La tristeza invadió las calles de Lorca. Desde las primeras horas del luctuoso acontecimiento estuve en esta abatida ciudad y pude comprobar su estado, pero, sobre todo, el ánimo de sus gentes, capaces de aparcar la tristeza que les invadía y ponerse manos a una obra de proporciones inmensas que, a buen seguro, quedaba fuera de su alcance de buena voluntad.

Hoy han pasado muchas horas, días, semanas y meses y ya se va teniendo perspectiva. Apenas se han superado las dificultades que se cernían y después de tanto tiempo, las soluciones se hacen demasiado de rogar para que puedan contribuir a restituir la normalidad. Es probable que el ánimo alicaído se disimule más hoy que ayer, por cuanto hoy es más complicado reprimir la tristeza. Probablemente vaya abriéndose camino la desesperación por la impotencia en la que se ven nuestros conciudadanos, que no atisban un futuro parecido al pasado que disfrutaban antes del desgraciado acontecimiento.

Desde el Gobierno socialista nos aplicamos con todas nuestras energías para que la burocracia no asumiera el protagonismo y las gentes, que son las auténticamente importantes, pudieran recomponer sus vidas con la mayor celeridad posible. Dice el dicho que las desgracias nunca vienen solas, y un sinfín de refranes aplicables, del mismo tenor, pero las dificultades sobrevenidas en el otoño pasado, la mayor parte de carácter regional y no estatal, impidieron que la normalidad en el tratamiento del caso permitiera solucionarlo con la celeridad que requería.

También Lorca sufrió las consecuencias, dilatando la conclusión que al día de hoy sigue sin practicarse. Dejó de brillar el Sol.

Hace unos días el PSRM-PSOE, con su presencia en Lorca, con la celebración de la primera reunión formal de la nueva Comisión Ejecutiva Regional de la que soy secretario general, le quiso llevar a Lorca el mensaje inequívoco de que estamos observando y presionando con toda la energía de que somos capaces para que se acaben las dilaciones imperdonables y que la normalidad se reinstale en las vidas y pertenencias de las gentes de esta ciudad. Mucho nos tememos que nuestra vigilancia es imprescindible, por cuanto los Gobiernos instalados no parecen dedicar la atención que merece la situación. Incluso los propios nombramientos gubernamentales practicados para atender a Lorca, dejan entrever dificultades, rememorando las asistidas desde el Gobierno regional. Una razón más para ocuparnos con interés por Lorca. Y de esas dificultades trata el Decreto recientemente promulgado, que supone que se presta dinero, a través del ICO, al Gobierno del presidente Valcárcel para que pague lo que les debe a los afectados lorquinos según Real Decreto de ayudas promulgado por el Gobierno socialista anterior.

Los ciudadanos de Lorca deben saber que el PSRM-PSOE hará su labor de oposición, de forma que los ciudadanos puedan conocer la realidad de la situación y ahora más que nunca no dudamos en seguir estando a vuestro lado. Sabedlo, no todos hacemos las cosas del mismo modo.

No todos se dejan la piel, si es necesario, cuando se requiere. No todos son capaces de buscar las alternativas que más os interesan y de poner a todas los Gobiernos a trabajar por los afectados sin manipulaciones y con la verdad por delante.

Y por Lorca es prioritario trabajar con sus gentes. Estamos con vosotros. Entre todos conseguiremos que el Sol vuelva a brillar en Lorca.