Siempre quise tener una casa de muñecas, o un hormiguero de metacrilato, o una colmena portátil, o un terrario de cristal, o un acuario€ Observados mis deseos de esta forma, en conjunto, resulta fácil deducir la pasión que siento por los microcosmos. Quiere decirse que uno es más dado a mirar por el microscopio que por el telescopio. Uno entiende mejor lo que sucede en una gota de agua que lo que sucede en el océano. En el fondo, se trata de un modo de inducción, donde se deduce lo grande de lo pequeño y no al revés. Si entiendes el misterio de debajo de una cama, entiendes también lo que sucede encima. En todas las habitaciones de hotel en los que hay ´debajo de la cama´, lo primero que hago es estudiar atentamente ese espacio. El problema es que apenas existe ya. Lo han suprimido, quizá para evitar que los clientes curiosos o aprensivos descubrieran los secretos de la habitación. Toda habitación tiene un secreto. En algunas, ha muerto un ejecutivo o se ha cometido un adulterio, o las dos cosas a la vez. En otras, un turista que no se atrevió a salir a la calle del lejano país al que había viajado, leyó una novela arrebatadora. Volver a casa después de haber leído una de estas novelas es más estimulante que volver de un país exótico, y mira que hay países exóticos. En uno de estos países exóticos leí hacer años Santa Evita, la novela de Tomás Eloy Martínez sobre Eva Perón. No salí a la calle en cuatro días. Leía con fiebre y pánico. La fiebre, porque las buenas novelas, como la gripe, me sube la temperatura; con pánico, porque cuando terminara el libro no tendría más remedio que salir a la calle. Lo curioso es que el personaje de Evita no me había interesa nunca. Compré el libro en el aeropuerto, como el que compra un somnífero.

Las buenas novelas tienen algo de microcosmos, como las casas de muñecas, los acuarios, los terrarios, los hormigueros de metacrilato y las habitaciones de hotel. Si quiere usted hacerse un favor estos días de dispersión y problemas gástricos, métase en una novela, una novela como Santa Evita (por alguna razón, he soñado con ella esta noche y la he buscado al despertarme). Está en edición de bolsillo, muy barata. También existe una versión electrónica. Buen viaje.