En Cuba los bueyes superan en productividad a los tractores. Sí, es información oficial. Para el periodista cubano Jorge Olivera Castillo, sin embargo, esta medalla cuadrúpeda colgada por el Gobierno Castro a la milagrosa tracción animal es mucho más que una barbaridad: «La prensa oficial se hace eco de esa fantasía, confirmando una vez más su falta de objetividad y la tendencia a darle cobertura a asuntos que rayan en lo trivial y lo ridículo».

Bueno, no es que yo me sienta avalada por los enormes conocimientos sobre la economía cubana de los que carezco, pero a mí no me parece

tan descabellado que en la provincia de Matanzas sea la fauna animal la que rinda más sobre el terreno que el más moderno de los tractores, pues imagino que este milagro no debe ser más que el resultado de que sean más los que puedan permitirse darle de comer a un buey que comprarse el vehículo agrícola. Con esta lógica aplastante con la que se mueve el Gobierno cubano y que le ayuda a seguir imponiendo precariedad sobre millones de personas que viven en el país que dirige, podríamos llegar a la ´increíble´ conclusión de que en África el trabajo artesanal pesa más en la supervivencia diaria que el mayor de los avances tecnológico-científicos.

Pero la gracia rauliana no acaba en las lindes de la finca, sino que va más allá de las costas del reino. Dicho de otra manera: desde Venezuela y por debajo de la superficie oceánica se ha hecho llegar a la isla caribeña un enorme cable de fibra óptica (como el de Ono, para entendernos). Bueno, bueno, bueno. No vean cómo halagan a los Castro cada uno de los sesenta comentarios a esta noticia en la web de ´cuba-debate.cu´ (donde pueden ustedes leer además las interesantes opiniones de Fidel y degustar los discursos de su hermano).

Este hito «llevará la integración social a nuevos niveles sociales, económicos y culturales que permitirán el desarrollo comunicacional en Cuba,

nación que desde hace 49 años es víctima de un criminal bloqueo por parte de los Estados Unidos», dice el presidente de la Empresa de Telecomunicaciones Gran Caribe. «Ni habrá libertad para conectarse a la red de redes, ni los bueyes serán los artífices de un crecimiento espectacular en la producción de alimentos», responde Jorge Olivera Castillo.

Castillo se equivoca: los más de once millones cubanos tendrán absoluta libertad, eso sí, mientras sigan careciendo de monitores desde los que ejercerla.