En una entrevista el escritor Andrea Camilleri habla del fascismo encubierto de Berlusconi. El rótulo 'fascista' es un arma arrojadiza, de la que se abusa por la propia equivocidad del término. Los fascismos suelen alardear de que son un 'estilo', y no un partido, ni una idea. Parémonos ahí. Detrás del fascismo no suele haber ideas, elaboraciones racionales, teorías, sino sólo un impulso que se ejecuta a través de un estilo. ¿De dónde viene el impulso? De un oscuro depósito de memoria que hay en todo cuerpo y todo pueblo cuya costra es el casticismo, y que Unamuno llamaba intrahistoria. En cuanto al estilo, ¿qué es lo más propio de él? Sin duda, la violencia, con un toque estético un tanto kitsch. Así pues, allí donde detectemos efluvios castizos, actitud brutal y estética kitsch tendremos al monstruo. Ahora sólo queda poner a Berlusconi frente a esa plantilla y ver si encaja.