Toma de posesión de Mercedes González

La nueva directora de la Guardia Civil promete ser "inflexible" contra quien "manche" la institución

El ministro Marlaska promete que las "reprobables acciones" de mandos corruptos "no quedarán sin sanción"

Marlaska y Robles arropan a Mercedes González en su toma de posesión como directora de la Guardia Civil.

Agencia Atlas

Juan José Fernández

El caso que investiga la Justicia de irregularidades en obras de cuarteles de 13 comandancias de la Guardia Civil ha estado presente en los discursos que este martes han pronunciado el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, y la nueva directora del instituto armado, Mercedes González, durante la ceremonia de toma de posesión de la que ya es segunda jefa en la historia del Cuerpo.

"Nada ni nadie que se haya querido aprovechar de esta institución podrá dañarla", ha prometido González en su primera intervención, de pie ante al atril de autoridades del patio central de la sede principal del Cuerpo, en el centro de Madrid. González ha recordado que ha sido "la Guardia Civil, con sus servicios internos" quien "ha puesto a disposición de la Justicia" las ilegalidades que se han ido conociendo, y que destaparon los diarios de Prensa Ibérica.

Ante una unidad de rendición de honores y una amplia representación del escalafón de mando, Mercedes González ha asegurado que será "inflexible" contra quienes incurran en conductas corruptas que dañen la imagen imagen de la Guardia Civil, "inflexible" en "transmitir a la sociedad un mensaje de limpieza, lealtad y entrega".

La nueva directora general ha señalado como una de sus misiones mejorar la vigilancia interna: "Los mecanismos de control serán perfeccionados; es una de mis tareas prioritarias". Y ha aseverado: "Nada ni nadie, ninguna estrategia política ni ningún abuso particular pueden manchar la limpieza de la Guardia Civil",

Entre los uniformados le escuchaba el coronel Alfonso A. López Malo, jefe de la emblemática Unidad Central Operativa (UCO), que antes de ocupar este destino fue el jefe de Asuntos Internos que mandó la investigación de los delitos en las obras de los cuarteles. A esos supuestos ilícitos se ha referido también el ministro Marlaska al hablar del "reprochable comportamiento ético de un muy reducido, muy reducido -ha enfatizado- grupo de guardias civiles". El titular de Interior ha sentenciado: "Quiero proclamar que sus reprochables acciones no quedarán sin sanción".

Dimisión de Gámez

Tres asuntos de importancia removían las aguas en la Guardia Civil en el misma soleada mañana en que la nueva directora general ha tomado posesión. Por un lado, el caso de los cuarteles; por otro, el plazo que va corriendo para que Interior anuncie cómo cumplirá la sentencia del Tribunal Supremo que ordena anular el cese del jefe de la Comandancia de Madrid, coronel Diego Pérez de los Cobos; en tercer lugar, la dimisión de María Gámez, la hasta hace solo unos días directora general del Cuerpo.

La figura del polémico coronel no ha estado presente en los discursos; sí eñ nombre de Gámez. Ella estaba este martes en Málaga y no en la ceremonia. Tres intervenciones se han leído en el atril de autoridades: la de Mercedes González, la de la ministra de Defensa, Margarita Robles, y la del ministro del Interior. Robles no ha entrado en ninguno de los asuntos delicados, centrándose en recordar a los que perdieron la vida en acto de servicio; González y Marlaska sí han recordado a la directora dimisionaria.

Sobre su antecesora, Mercedes González ha dicho entre los primeros párrafos de su alocución que "su honradez está por encima de cualquier ataque o descrédito", y ha señalado que "abrió una puerta que podemos ahora atravesar otras mujeres".

Marlaska le ha dedicado algo más de tiempo a glosar la "impresionante labor" de María Gámez, su "impronta personal e innegables logros" y "su empatía y cercanía".

Seguridad pública

La primera intervención de Mercedes González como directora general de la Guardia Civil ha tenido un tinte socialdemócrata, y no solo por subrayar sus coincidencias políticas con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, el primero al que ha dado las gracias por el nombramiento -después se las ha dado, por este orden, a su amiga Margarita Robles y a Grande-Marlaska-, también por las consideraciones con que ha descrito la labor de la Guardia Civil.

González no ha ido por el camino argumental de las banderas y "la patria que goza de calma", como reza el himno del instituto armado, sino por el ámbito del servicio público. "La seguridad no es ni puede ser un privilegio exclusivo de quien pueda pagársela", ha aseverado, justo antes de defender que más presupuesto para acrecentar una plantilla de 82.000 guardias "es inversión y no gasto", una "apuesta por el futuro".

Para la nueva directora general, el instituto armado que manda es "una pieza clave para construir una sociedad más justa e igualitaria. Esa es sin duda la esencia de la Guardia Civil", un cuerpo que "vertebra a España" no solo territorialmente, también "socialmente".

Es una definición que ha apuntalado con tres guarismos: 2.614.800 patrullas realizadas el año pasado, que representan 41 millones de horas de vigilancia de un servicio policial que hizo 271.058 misiones humanitarias.

Además del boceto político, González también se ha referido a la memoria del Cuerpo, al recordar también a los guardias que perdieron su vida en acto de servicio. Ha pronunciado de hecho los nombres del primer asesinado por ETA, el agente de tráfico José Antonio Pardines Arcay (Tolosa, Guipúzcoa, 1968) y los dos últimos, los guardias Carlos Sáenz de Tejada García y Diego Salvá Lezaun (Palma de Mallora, 2009).

Al pasado se ha referido también el ministro, hablando ante la segunda mujer que manda la Guardia Civil entre los 83 directores que se han sucedido ya en 179 años de existencia. Para esta institución, ha dicho Marlaska, "su historia es una de sus mayores fortalezas" para su "apasionante proyecto de futuro".