Murcia

La estrella de Belén guía hasta El Raal

Este 25 de diciembre vuelve a cobrar vida el Belén de El Raal, donde sus 120 participantes asan castañas, hornean pan y cocinan migas mientras esperan la llegada de 10.000 personas

Jaime Ferrán

Jaime Ferrán

Como cada 25 de diciembre, día de Navidad, ha nacido el Niño Jesús en El Raal. Este lunes abrió al público el Belén Viviente en el barrio El Secano, donde 120 vecinos de la pedanía y de otras localidades cercanas participan hasta el 6 de enero en una actividad que la Asociación de Belenistas de El Raal prepara durante casi todo el año.

«Los únicos meses en los que no hacemos nada son los de verano. A partir de septiembre, ya empezamos con la plantación», explica Manolita Villagordo, que lleva impulsando el belén durante 19 años (de los 28 que hace que existe). «Llevo desde que nació mi nieto, que hacía de Niño Jesús», comenta. Y ahí sigue. «Esto es gloria bendita», asegura.

No solo hay un pueblo completamente entregado, sino que, además, el tiempo acompaña. A las 4 de la tarde de este lunes el termómetro marcaba 18 grados.

«Y sucedió que, mientras estaban allí, le llegó a ella el tiempo del parto y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre, porque no había sitio para ellos en la posada» (Lucas 2, 7). Justo allí, en la posada, comienza esta experiencia, que tan solo cuesta 3 euros y se puede disfrutar en El Secano (El Raal), de 11 a 13 horas y de 16 a 19 horas los días 26 y 30 de diciembre y 1 y 6 de enero.

Unos niños pescan en un lago mientras dos señoras trabajan con un mortero. De una imagen bucólica a otra, de las más reconocidas de Occidente: el nacimiento. En este no hay un buey y una mula, sino que son dos mulas. La Sagrada Familia no es siempre la misma, ya que cada hora y media se cambian para que el bebé descanse. De vez en cuando, algunos niños y niñas saltan la valla para que sus padres les hagan una foto con el Niño Jesús. La Virgen María no es capaz de negarse.

Caballos, cabras, gallinas y vacas de hasta 300 kilos también forman parte del Belén Viviente de El Raal, con un toque huertano inconfundible. Huele a animales, pero también a castañas asadas, a migas, a pan recién hecho en el horno de leña. Los pastores ofrecen rollitos de anís hecho por ellos mismos, para acompañar con vino dulce. «Yo salgo de aquí merendado», dice uno de los vecinos que está visitando el belén con su familia.

Se hace el silencio al llegar al Palacio de Herodes. «Al enterarse el rey, se sobresaltó y toda Jerusalén con él; convocó a los sumos sacerdotes y a los escribas del país, y les preguntó dónde tenía que nacer el Mesías» (Mateo 2, 3-6). Los niños, dubitativos, rechazan acercarse a aquel hombre con ropas caras en un principio, pero pierden el miedo cuando el rey que mandó sacrificar a tantos recién nacidos les ofrece unos caramelos. Santos Inocentes.

Sin que corra la sangre, los visitantes llegan a la atracción estrella del Belén Viviente, con permiso del nacimiento: los Reyes Magos. Quedan pocos días para la Cabalgata del 5 de enero, después de la cual Sus Majestades recorrerán las casas murcianas para dejar regalos a los más afortunados. O carbón, claro. Como si hubieran sido buenos todo el año, los pequeños se acercan a Melchor, Gaspar y Baltasar para recordarles los presentes que les han pedido. «Quiero un chupachups», dice un niño que no supera los 3 años. «Este es fácil», reconoce Gaspar. Comienza la cuenta atrás.