Religión

El Papa Francisco confirma la canonización de Pedro Soler, que será el primer santo de Lorca

El fraile, parte del grupo conocido como ‘Mártires de Damasco’, será santificado en un acto multitudinario que tendrá como escenario la Plaza de San Pedro de Roma

Imagen de archivo de una celebración en honor del beato Pedro Soler.

Imagen de archivo de una celebración en honor del beato Pedro Soler. / L.O.

Daniel Navarro

Daniel Navarro

El beato del barrio lorquino de San Cristóbal, Pedro Soler, será canonizado el año próximo, convirtiéndose en el primer santo de la Ciudad del Sol. Así lo anunciaba este jueves la Santa Sede que, a través de su boletín, daba a conocer la decisión del Papa Francisco. Así, la canonización tendrá lugar en 2025, con motivo del Jubileo que la Iglesia universal celebrará en Roma.

"Es una noticia gozosa y extraordinaria para la Diócesis de Cartagena; damos gracias a Dios por este primer santo de Lorca", ha señalado José Manuel Lorca Planes obispo de Cartagena, que ha propuesto un toque de campanas extraordinario en toda la Región a partir de las 19 horas. "Sin duda es un acontecimiento eclesial, universal y gozosísimo", termina el comunicado diocesano. En la iglesia de San Cristóbal, donde el aún beato fue bautizado, esta tarde se celebrará una misa de acción de gracias y se dará a besar la reliquia del mismo.

El alcalde, Fulgencio Gil, y el párroco de San Cristóbal, Régulo Cayuela, ante el cuadro donde se escenifica el martirio del beato lorquino, este jueves.

El alcalde, Fulgencio Gil, y el párroco de San Cristóbal, Régulo Cayuela, ante el cuadro donde se escenifica el martirio del beato lorquino, este jueves. / L.O.

De hecho, en breves fechas se cumplirán 164 años de su muerte, que tenía lugar en Damasco a donde el lorquino acudía formando parte de la primera expedición misionera a Tierra Santa. La conocida como ‘La misión mártir’ llevaba a la muerte a los ocho religiosos que emprendían el camino. Todos fallecieron en trágicas circunstancias, siendo el último en afrontar el martirio, en la noche del 9 al 10 de julio de 1860, el beato lorquino, mientras intentaba salvar la vida de dos niños, José y Antonio, a los que protegió con su cuerpo hasta la muerte.

A este respecto, cabe señalar que el futuro santo cuenta en San Cristóbal, su barrio, con una calle. Muy cerca, en la parroquia de San Cristóbal, hay un cuadro y cada año se le recuerda besando su reliquia en su festividad. También en el Monasterio de Santa Ana y Santa María Magdalena se conserva el alba con el que ofició misa por primera vez. Y en el Santuario Patronal de la Virgen de las Huertas y en la iglesia de San Francisco se le recuerda con sendas esculturas