Fiestas

Caravaca celebra la romería del Bando de los Caballos del Vino

Enrique Soler

Enrique Soler

El Bando de los Caballos del Vino celebró su particular antesala de la Semana Grande de Caravaca con popular Romería. Este año se mantuvo el mismo formato de la edición pasada, dividiendo la jornada en dos espacios diferentes: El paraje de las Fuentes del Marqués y el Recinto festero.

Con los primeros rayos de la mañana, la comitiva partió hacía Santa Elena, enclavada en la mítica plaza del Hoyo, posteriormente se trasladaron hasta el inicio de la Gran Vía donde los más de trescientos caballos y carruajes que participaron, hicieron un pasillo para dar todo su cariño a las nuevas Amazonas del Bando, las hermanas Andrea y Natalia López, que hacían su puesta de largo representando a las casi 60 peñas caballistas que forman la Federación. En la comitiva estuvo el alcalde de Caravaca, José francisco García, junto a varios ediles del consistorio y portavoces de los grupos políticos con representación en el consistorio. También asistieron el hermano mayor de la cofradía de la Vera Cruz, Luis Melgarejo con su junta representativa, así como Comisión de Festejos. Junto a las Amazonas, le acompañó la Caballista del Año, María José Molero. 

Romería Bando de los Caballos del Vino

Enrique Soler

A la llegada del cortejo al paraje de las Fuentes del Marqués se celebró la Misa de Campaña que en esta ocasión estuvo presidida por el sacerdote caravaqueño, Saúl Sánchez, que actualmente es párroco en Cartagena y que era la primera vez que acompañaba como sacerdote en esta celebración tan especial. Sánchez recordó al añorado rector de la Basílica, Pedro Ballester Lorca, así como al lego Emilio Andreu. Durante su homilía incidió en los inicios de esta romería «Todo comenzó en 1981, y se celebraba en el mes de agosto con el objetivo de ser un momento de encuentro y cercanía a las fiestas para aquellas personas que vivián fuera de Caravaca». también puso de manifiesto la importancia de celebrar la misa en el paraje, «creado de la mano de Dios». 

Posteriormente los romeros se trasladaron hasta el reciento festero, donde estuvieron acampadas las peñas caballistas. Allí se celebró un arroz popular y posteriormente varios conciertos que se prolongaron hasta bien entrada la madrugada.