Un pequeño templo neogriego, obra de Villanueva, con magníficas columnas jónicas de mármol, se puede encontrar en el Estanque de los Chinescos, en el Jardín del Príncipe, en el Palacio Real de Aranjuez. “Cobra este nombre de un pequeño pabellón de madera, de tipo chinesco”. Nos guía por el Jardín del Príncipe el mejor de los cicerones, ya que Aranjuez es su tierra de nacimiento que un día dejó para convertirse en lorquino de adopción. Se trata del comisario jefe de la Policía Local de Lorca, José Antonio Sansegundo Gálvez, que este fin de semana volvía a su tierra para recorrer espacios que han permanecido cerrados o restringidos como consecuencia de la situación de pandemia vivida en los últimos años.

“Ha sido una especie de reencuentro con mi tierra. Hemos estado en el Palacio Real de Aranjuez, la residencia campestre por excelencia de los Reyes españoles. Lo hemos visitado muchas veces, pero no te cansas de recorrer sus distintos rincones, declarados Patrimonio Mundial por la Unesco”, afirmaba. El Palacio Real de Aranjuez fue construido por Felipe II, aunque el plan original fue continuado por Felipe V y terminado por Fernando VI. “Los Jardines del Rey, de la Isla, del Parterre y del Príncipe, son una auténtica maravilla”, destacaba.

Entre los elementos que enriquecen el conjunto están las fuentes. La de Narciso, de Joaquín Dumandre, y la de Apolo, réplica de la que se encuentra en el Palacio Real de La Granja de San Idelfonso. “Es todo un espectáculo disfrutar del agua. Siento especial interés por los lugares con encanto donde el agua es la protagonista”, relataba. Este viaje ha sido la última fase de sus vacaciones que llevaba a cabo en una especie de capítulos que se iniciaron a comienzos de junio. “No son vacaciones como tal, porque me he ido unos días en junio, en julio y en agosto. No me gusta irme mucho tiempo y, además, procuro estar cerca para volver por si fuera necesario. Otro de los requisitos, indispensables, es no perder nunca la cobertura. Y si lo hago, intento que sea lo menos posible”, señalaba.

A comienzos de verano los días de descanso le llevaron hasta Málaga. Allí disfrutó de Tolox, entre Alozaina y Coín, en la falda este de la Sierra de las Nieves, muy cerca de Istán. “Hemos estado también en San Pedro de Alcántara, Marbella, Mijas… Nos gusta recorrer localizaciones que nos permitan hacer rutas de senderismo. Conocíamos esta zona, pero siempre te quedan nuevos lugares que visitar. Pendiente nos queda la Serranía de Ronda y, por supuesto, el Pantano del Chorro, donde se encuentra El Caminito del Rey, que tengo muchas ganas de poder recorrer, pero queda a la espera de un nuevo viaje”, apuntaba.

Castril, en la provincia de Granada, ha sido otro de los destinos de su periplo, por fases, vacacional. Huéscar, Castilléjar y Cortes de Baza. Y los municipios jienenses de Peal de Becerro, Cazorla y Santiago-Pontones, son destinos muy frecuentados –sobre todo en otoño- por los lorquinos, por su cercanía. Se decanta por recorrer nuestro país. “Hemos viajado mucho también al extranjero, pero España tiene una riqueza cultural, medioambiental, gastronómica… incomparable. Extremadura es una pasada. Hay que recorrer sus parques naturales, pero también Mérida. Es una auténtica experiencia poder acudir al Festival de Teatro al menos una vez. Y Galicia, Asturias, el País Vasco, Cataluña… Tenemos lugares de sobra para viajar y disfrutar durante nuestras vacaciones”, recordaba.

La situación de pandemia, de los últimos años, ha restringido sus salidas al extranjero que tuvieron como destino lugares como la India, Marruecos, Jordania… “Europa prácticamente la conocemos y también hemos ido a algún país de América. La verdad es que hemos viajado bastante, pero ahora estamos en una etapa en que nos hemos centrado en España”.

Unas vacaciones fueron las culpables de que recayese por esta zona del Mediterráneo. “Los campamentos de verano de niño me trajeron a esta tierra. Venía a la Residencia San Fernando de San Juan de los Terreros, en Pulpí, que pertenecía a la Parroquia de Aranjuez, dependiente ahora de la Diócesis de Getafe. Vine de niño, pero también lo hice de joven, y con el paso del tiempo también acudía como monitor”.

De aquellos años recuerda los fuegos de campamento, las olimpiadas que celebraban junto a los jóvenes que pasaban sus vacaciones en Terreros, “muchos lorquinos”, y los baños en las playas del “Invencible, La Fernanda, la Cala de la Tía Antonia, el Pichirichi o el Puntal”. Y como muchos compañeros se quedó en esta zona. “En Terreros hay mucha gente de Aranjuez. Los padres venían a ver a sus hijos al campamento y cuando conocían este enclave se quedaban enamorados. Muchos compraron casa y continúan viviendo. Y yo, fui uno de los que decidieron quedarse”.

Las vacaciones de este año han sido diferentes. “Hacía tres años que no cogía tantos días libres. La pandemia nos puso muy difícil la situación. Y, ahora, que todo ha terminado se han multiplicado los actos, por lo que tampoco te puedes relajar. Hay que estar pendiente de todo lo que está por llegar, que es mucho”. Pero reconocía que vive una “etapa apasionante” y que disfruta cada día de su trabajo. “Esta profesión te engancha. Es gratificante servir a la ciudadanía. Esa es nuestra mejor recompensa”, admitía. Finalizaba recomendando a todos conocer lo más inmediato. “España es increíble. Tiene unos enclaves impresionantes que hay que conocer, pero también hay que disfrutar de nuestra gastronomía, única en el mundo”. Concluía hablando de la sección ‘De veraneo’ que toca casi a su fin. “La hemos seguido con interés. Ha superado el posado de verano de Ana Obregón”, reía divertido.