Pasando la Cadena

Rombo romo y roto, y un traidor

José Luis Ortín

Ancelotti peina cartas en busca de su escalera de color y a Xavi le han desarbolado un proyecto ilusionante. A una semana del comienzo liguero, todo es incertidumbre. Miren por dónde, el culebrón Mbappé también hace su agosto en Barcelona.

A la espera de saber si puede contar con el fenómeno francés, el técnico merengue baraja opciones con Bellingham como estrella de un rombo en el medio que se antoja estéril. De momento, aunque domina buena parte de los encuentros, ni marca ni cierra bien atrás, lo que se traduce en escasos goles a favor y demasiados en contra. Tirar a puerta sesenta y tantas veces en dos partidos para hacer una sola diana, por muchos palos que haya encontrado, nos recuerda a esos equipos mediocres que necesitan dominar a mansalva para ganar por la mínima, siempre y cuando aseguren en defensa, que tampoco es el caso. Les sorprenden en la frialdad de los primeros minutos y los apuntillan al final cuando están volcados en campo contrario en busca de los goles perdidos. Mala cama tiene el perro. Y lo que es peor, o espabilan o lo que ahora llaman resultados engañosos pronto serán puntos imprescindibles perdidos si quieren aspirar a algo más que animar la Liga con su glorioso glamur. ¿Llegará Mbappé a tiempo? Porque al Madrid le sobran atacantes de ocho o diez goles y le faltan uno de cuarenta o dos de veintitantos.

Los sistemas de juego no hacen goles, aunque bien interpretados pueden evitarlos, pero para eso debe haber buenos defensores y un centro del campo peleón con un ancla en medio cerrando caminos hacia el área propia. O lo que es lo mismo, un Casemiro de la vida. Y eso tampoco lo tiene Ancelotti hoy por hoy, aunque Tchouaméni puede llegar a serlo con la confianza suficiente, virtud que perdió inexplicablemente tras el pasado Mundial de invierno. Kroos nunca lo ha sido ni Camavinga lo será jamás, por buenos interiores que sean.

Y arriba, tres cuartos de lo mismo. Vinicius es un extraordinario extremo izquierdo y ahora mismo la estrella blanca, pero querer hacer de él un goleador para el Madrid puede acabar desubicándolo de donde más aporta. Rodrygo todavía no ha roto en el delantero que puede llegar a ser, pero tampoco será nunca un futbolista de veinte o veinticinco goles en un grande. Y Joselu, meritorio delantero centro, tiene en los quince o dieciséis aciertos un tope acreditado en su larga carrera. Finalmente, Bellingham es un gran fichaje que puede aportar desequilibrio y distinción en el medio campo, y mucha más llegada que sus compañeros, sin duda, pero una cosa es que sorprenda a menudo llegando desde atrás y otra que pueda garantizar los goles que el equipo necesita.

Resumiendo la realidad blanca actual, romos en ataque y rotos en defensa, lo que augura, si no lo remedian, una temporada complicada que puede llevarse por delante antes de tiempo al laureado Ancelotti.

Y llegamos a Can Barça. Vientos de traición acuchillan a un sorprendido Xavi en su buena fe. Dembélé le ha sido infiel cuando más lo necesitaba. Apostó por él hace poco más de un año cuando nadie lo quería en Europa y mucho menos por Barcelona. Era un futbolista tan desacreditado como intermitente y con menos futuro que Cagancho en Almagro. Le mimó y, con partidos y protagonismo, volvió a ponerlo en el escaparate, haciéndolo fijo e imprescindible en los esquemas culés, tanto en el campo como en los despachos, pero el maldito parné ha puesto en evidencia al futbolista y a su interesado representante. No obstante, Luis Enrique y Al-Khelaifi -dúo de dudoso futuro en el PSG- llevan en el pecado la penitencia. Si esperan que el internacional suplente francés les haga olvidar al titularísimo y díscolo Mbappé, o fuman algo raro o los nervios le han nublado las mientes. Acabarán también decepcionados o como el Rosario de la Aurora.

A pesar de todo y las enormes dificultades financieras que asolan al club, Xavi está haciendo un buen trabajo, refrendando tanto las esperanzas puestas en él por la afición blaugrana como la pasada temporada liguera, con el feo lunar de Europa. Y es ahí donde las dudas asoman.

Traiciones y ruina aparte, parece que volverán a pelear bien la Liga, mas, ¿les darán la plantilla y el equipo -muy justo en titulares- para ir con dignidad por Europa? ¡Puf!, el mal pájaro continental sigue en la bardiza.

Suerte.