El Real Murcia vivió en la tarde de ayer la Junta de Accionistas más sucia de su historia. Mientras algunos socios se avergonzaban de la situación, Francisco Tornel e Higinio Pérez, líderes del grupo opositor que llegaba a Nueva Condomina dispuesto a cobrarse la cabeza del presidente, sacaban completamente de sus casillas a un Agustín Ramos que empezaba calmado pero que explotaba ante los ataques continuos que iba recibiendo del otro bando, y eso que tenía la victoria casi asegurada en las votaciones al contar con el apoyo de Enrique Roca y el KBusiness. 

Todo se fue calentando después de que el secretario del club, Antonio Rubio, explicase que no se iba a votar la propuesta de préstamos convertibles al haberse roto las negociaciones entre Ramos y Felipe Moreno.

Con Francisco Tornel e Higinio Pérez mostrándose contrarios a esa decisión, el ambiente se fue poniendo tan tenso que algunos de los socios ajenos a las guerras de poder se avergonzaban y preferían ni mirar.

«No se puede votar porque Felipe y yo no estamos de acuerdo», decía Agustín Ramos ante las criticas de la oposición, que defendían que había que sacar adelante esa propuesta porque el Real Murcia necesita dinero y proponían que cualquiera pudiera invertir.

El empresario de Abarán se impone en todas las votaciones gracias al apoyo del KBusiness y de Enrique Roca

Fue ahí cuando Agustín Ramos cogió el micrófono y se ganó una parte de los aplausos de la Junta. «¿Queréis poner dinero,? pues estamos abiertos. ¿Por qué cuándo el club necesitaba 500.000 euros no lo pusísteis vosotros y tuve que venir yo?», decía el presidente a Tornel, Higinio Pérez y Paco García, entre otros. «¿Qué queréis?», continuaba el empresario, haciendo que algunos accionistas cuestionaran las intenciones de los opositores, recordándoles que solo quiere «la silla».

Pero ni Tornel ni Higinio Pérez, ni Paco García, ni Cobacho... querían poner dinero, porque ya tuvieron que abandonar el club al no poder afrontar una deuda de 500.000 euros, ellos solo querían derrocar a Agustín Ramos, y el arma para hacerlo era impulsar a un Felipe Moreno no presente físicamente pero sí en el discurso de los opositores. De hecho, cuando Ramos les preguntó si iban a poner dinero, solo les quedó gritar el nombre del cordobés.

Pero mientras que Moreno es un futurible, Agustín Ramos es el ahora, y por eso, muchos aficionados no dudaron en posicionarse del lado del presidente.

Entre los dardos que se iban lanzando unos a otros también apareció la negociación que Francisco Tornel y otros tres accionistas habían mantenido con Felipe Moreno para que el cordobés se comprometiera a incluirles en los beneficios de una futura venta del Real Murcia siempre que éste llegue al poder.

Fue ahí cuando Francisco Tornel tuvo que defenderse, explicando que no el beneficio no solo sería para ellos, aunque pocos le creyeron: «Cuando acudimos a la reunión fue pensando en todos los accionistas», una información contraria a la que Moreno y su abogado habían contado a Ramos.

El notario murciano, que había acudido a la Junta con la intención de liarla y de sacar a Agustín Ramos de la presidencia, también cuestionó que en las cuentas no estuviera incluido un dinero que prestó al club en la etapa de Gálvez. Dinero que, según el consejo, no está justificado.

En medio de todo ese lanzamiento de basura, algunos accionistas cercanos a Tornel no dudaron en levantar la voz y denunciar que se están produciendo impagos a las bases, calentando más a un Ramos que decidió también levantar alfombras, recordando que el notario había puesto como préstamos hasta facturas de comidas.

González Costea, el pacificador

Cuando la Junta parecía que se iba de las manos, apareció Alberto González Costea para sonrojar a ambas partes. Con un discurso que hasta hizo emocionarse hasta al presidente, puso cordura y pidió calma, dejando claro que al Real Murcia lo que menos le interesan son las guerras de poder.

Las palabras de un simple aficionado levantaron el mayor aplauso de la Junta e hicieron avergonzarse a Tornel y Ramos del ridículo que se estaba produciendo.

Fue Agustín Ramos el primero en recapacitar. Asegurando que este mismo martes ha reiniciado las conversaciones con Felipe Moreno, pedía consenso entre todas las partes. Cogió el testigo Tornel, pidiendo perdón y asegurando «lealtad» al presidente. Y esas palabras se tradujeron en un abrazo, una imagen en la que también quiso colarse un Paco García al que el grupo opositor había elegido como sustituto de Ramos en el caso de que este cayese.

Pero Ramos no cayó. Todo lo contrario, por lo menos de cara a la galería. Porque, atendiendo a las votaciones de una Junta en la que estuvo representado el 65,43 del capital social (2,6 millones), el presidente grana salió más reforzado que nunca. Nadie votó en contra de su continuidad en el club. Hasta un 91,8% le apoyaron, con un 8% de abstenciones.

También salió adelante la propuesta de préstamos participativos, que ahora tendrá que ser diseñada por el consejo y que estará abierta a todos. Un 91’1% votó a favor, en blanco el 1,58 y las abstenciones fueron de un 6,15%.

Más división hubo en la aprobación de las cuentas, aunque salieron adelante pese a la oposición de Tornel y su grupo. Un 54% votó a favor de las cuentas y un 45% en contra.

Fue un día tan redondo para el presidente del Real Murcia que hasta la Junta se comprometió a convertir en acciones el millón de euros que ya ha invertido en el club. De esto también se verá favorecido Tornel, con préstamos que no convirtió en su etapa.

En la Junta no apareció Mauricio García de la Vega, pero su abogado dejó claro que la cita será impugnada.

Ramos y Pedreño intentan reconducir la negociación con Felipe Moreno

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Felipe Moreno iba a ser uno de los protagonistas de la Junta de Accionistas celebrada ayer en Nueva Condomina. Pero el empresario cordobés no apareció después de que el domingo diese por rotas las negociaciones con Agustín Ramos y afirmase que renuncia a invertir en el Real Murcia. Después de horas muy tensas, en las que el presidente grana incluso dio una rueda de prensa para indicar que no estaba dispuesto a ceder en todo lo que pedía el que iba a ser su socio, las aguas han empezado a calmarse, o por lo menos eso es lo que intentaron hacer ayer ver tanto el empresario murciano como Antonio Pedreño, consejero del club y mano derecha del presidente.

Pedreño, que en varias ocasiones intervino para intentar poner algo de calma en una Junta que se iba de las manos, reconocía las dificultades de la negociación, pero daba esperanza revelando que habían vuelto a hablar en las últimas horas con Felipe Moreno. «La negociación no se ha roto. Mañana -hoy para el lector- hemos quedado para volver a hablar, porque en este club no se cierra la puerta al dinero», explicaba. En la misma línea se expresó Ramos, quien no dudó en afirmar que «Felipe y yo vamos a reconducir esta situación», dejando claro que por su parte está dispuesto a volver a sentarse a la mesa para intentar solucionar las divergencias que les hicieron romper durante el fin de semana.