El inicio liguero del UCAM Murcia está siendo un suplicio para José María Salmerón. La dolorosa derrota en Alcoy no ha hecho más que confirmar los problemas que arrastraba el equipo universitario en todas sus líneas. Desde Biel Ribas hasta Manu Garrido, ninguno está rindiendo al nivel que se esperaba y, sobre todo, esta sensación se acrecienta después de lo visto en El Collao. Sobre el césped se vio un equipo desdibujado, sin alma, y dominado en todo momento por un equipo que jugaba en inferioridad numérica desde el minuto 18 y que llegó a ir ganando por 3-0.

El UCAM Murcia está irreconocible. Como también lo está Salmerón. Un entrenador que se caracteriza por formar bloques sólidos y basados en una buena defensa. El curso pasado fue capaz de imponer su rigor táctico a un UCAM Murcia que venía de varias temporadas desastrosas. Formó un bloque de once jugadores que dificultaba mucho a los rivales. Y es que, de antemano, se sabía que el equipo murciano iba a competir contra quien fuera, ya que, si no encajas goles, como mínimo vas a empatar. Esa solidez, unida a la calidad ofensiva, hizo un equipo que se quedó a un paso de retornar a Segunda División.

En esta temporada, de ese equipo no queda absolutamente nada. El sello Salmerón se ha perdido por completo y el equipo va a la deriva, empeorando con el paso de los partidos. Y es que, con los datos en la mano, el UCAM Murcia ha encajado diez goles en ocho jornadas, lo que sale a un promedio de 1,25 goles por partido. Esa cifra, para ganar, ya te obliga a meter dos goles por partido. Y eso, en esta categoría, es muy complicado. Comparando con el año pasado, el UCAM, tras finalizar la jornada 8, llevaba encajados cuatro goles, más de la mitad que en este.

A estas alturas, el equipo murciano llevaba 17 puntos e iba líder de la categoría con los mismos registros goleadores (nueve tantos) pero con seis goles menos encajados. Este curso ha iniciado con ocho puntos y es más que probable que cuando acabe la totalidad de la jornada, se meta en puestos de descenso.

La figura del técnico almeriense está más en entredicho que nunca desde su retorno después de cómo se perdió ante el Alcoyano. Con la liga ya entrada en fase de maduración, el equipo no es que mejore respecto a la pretemporada, sino que ha empeorado bastante sus prestaciones. Un conjunto hecho para buscar el play off pero que, de seguir así, su realidad será bien distinta. La diferencia en la tabla aún no es preocupante debido a la igualdad de puntos, pero sí que lo son las sensaciones transmitidas y la mala dinámica, con tres derrotas consecutivas y solo un punto de doce posibles. Hay tiempo por delante para revertir la situación, pero es fundamental que se tomen medidas a tiempo para que la temporada no se convierta en una pesadilla.