Mira que mi compañero José Pablo Guillén, Zeta para los amigos, ha intentado explicarme bastantes veces las diferencias entre juego en fase ofensiva y juego en fase defensiva. Mira que me insiste a lo largo de la semana para que no erre en la interpretación de los partidos del Real Murcia. Pero cuando parece que lo entiendo, cuando tengo ordenadas todas las anotaciones en mi libreta, llega el árbitro, señala el inicio del partido de los granas y me doy cuenta de que o la teoría y la práctica difieren o es que hay algo que huele muy raro.

Si miro mis siempre ordenados apuntes, me queda claro que cuando toca defender, la idea es simple. No alinea Adrián Hernández tres centrales porque ese día se levanta con ganas de inventar. Tampoco pone dos laterales en la banda derecha por fastidiar. Ni insiste en Iván Pérez para que quede claro quién hace las alineaciones en el Real Murcia. Si Adrián Hernández monta un guirigay en defensa es para fortalecer una línea que en cualquier partido de Segunda B puede ser incluso más clave que la delantera. Siempre defenderán mejor seis que cuatro, no creen.

Hasta aquí parece todo clarísimo. Miro la libreta y solo pienso en llenar mi vida de defensas y carrileros. Quién sería capaz de hacerme daño con esa propuesta. Sin embargo, solo tengo que levantar la mirada del folio coloreado con letras bonitas y mirar la televisión para ver a un Sevilla Atlético que, por obra de Luismi Cruz, en cuatro minutos ya ha logrado dinamitar toda la fase defensiva del conjunto murcianista. Y lo ha hecho para que Iván Romero amplíe su cuenta goleadora a costa de un equipo visitante que no sabemos qué ha hecho en los entrenamientos de la pasada semana, porque hace justo siete días el Betis B utilizó una idea parecida para comenzar una remontada que acabó con derrota para los murcianos.

Y no crean que fue un desliz aislado. No lo crean porque ayer Luismi Cruz disfrutó de lo lindo quitando la ropa a un Álvaro Moreno que no sabía dónde meterse y que en su fuero interno estaría acordándose de quien le obliga a jugar en una posición que no es la suya y de quien no aparece pese a estar llamado a auxiliarle en las ayudas cuando las cosas se ponen feas.

Como mi coach siempre me insiste en que siempre hay que encontrar el lado bueno de las cosas. Me olvido por un instante de la fase defensiva para pensar en la fase ofensiva. Vale que a la zaga le está costando entender que Adrián Hernández ponga a centrales de laterales y a laterales de extremos, o que por la banda derecha Molinero y Gurdiel realicen tareas diferentes pese a estar programados para hacer lo mismo; pero algo positivo tendrá contar con laterales largos, así los llaman los expertos, cuando toca atacar.

Cuando llegó el minuto 20 y los carrileros del Real Murcia no habían centrado ni un balón al área del Alfonso empecé a preocuparme, sin embargo, pensé en mi coach y me relajé. Que son 20 minutos si un partido dura 90. Cuando los granas se fueron al descanso y ni Molinero, ni Gurdiel, ni Iván Pérez fueron capaces de hacer feliz a Alberto Toril, la cosa ya empezó a tornar del blanco al gris. Y cuando el reloj avanzaba y Adrián desmontaba lo propuesto inicialmente sin cambiar nada, pocos confiaban ya en un equipo en el que su delantero titular no olió ni una pelota por mucho que se peleó con una torre llamada Kibamba y que no necesita sistemas de juego para hacer las cosas demasiado fáciles cuando toca despejar el peligro.

Ni el sistema de carrileros había dado resultados defensivamente ni estaba siendo clave ofensivamente. Sin embargo, el Real Murcia se marchó al vestuario con empate en el marcador. Y lo hizo porque siempre hay gente que sabe que en esta vida no hay nada que dé más felicidad que ir en contra de lo establecido. Tuvo que ser un recién llegado, un chaval de 21 años, el que mirase por su nuevo equipo lo que no mira Adrián Hernández por muchas banderas que ondee.

Mientras que el entrenador murcianista prefiere mirarse el ombligo e insistir en una teoría que solo funciona en su cabeza, Jesús Carrillo llegó y demostró que él no ha venido al Real Murcia para peder el tiempo. En el minuto 11, aprovechando un error de Valentino en un pase atrás, ya apuntó maneras cuando destrozó la cintura de Alfonso para poner el 1-1. Y posteriormente, en vez de desesperarse por la incapacidad de sus compañeros para tener paciencia y dejar el balón en las piernas de los que saben, tiró de chispazos que al final fueron de lo poco positivo del partido.

Intentó sobrevivió el Real Murcia con los detalles de calidad de joven jugador de Alcantarilla, pero no fue suficiente para volver a casa con una victoria obligada. Tampoco fue capaz de sacar provecho a la presencia de Verza en el terreno de juego. El de Orihuela era otro de los que debutaba. El exalbinegro es otro de los que encuentra la felicidad con el balón en los pies. Y sin esa posibilidad, porque los granas renunciaron a jugar de tú a tú al Sevilla Atlético, porque los granas se mostraron como un equipo miedoso y poco ambicioso, Verza solo pudo dejar su sello en las acciones a balón parado.

Fue desde la esquina o con alguna falta cuando el Real Murcia más miedo metió al Sevilla Atlético. Mientras que Toril estaba inédito, y eso que se peleó con el mundo; mientras que Iván Pérez y Gurdiel nunca pisaron el área; tuvieron que ser los centrales los que pusieran el peligro. Lo intentó Miguel Muñoz, primero, y la tuvo después Edu Luna. La del defensa de Puente Tocinos fue la más clara. Con un remate perfecto obligó a Alfonso a estirarse para que el gol no subiera al marcador.

Solo el balón parado animó al Real Murcia a salir de la cueva. Porque ni con el paso de los minutos los granas se envalentonaron para presionar a un equipo sevillista que en defensa flaquea en exceso. Posiblemente pensando que dar un paso adelante obligaría a dejar huecos y a sufrir con una línea de atrás que bastante tiene con entender lo que quiere su entrenador, los granas se acomodaron y nunca encontraron el grito de un entrenador más asustado que sus propios jugadores.

Los que esperaban que el avance del reloj animase a los visitantes se equivocaron. Saltaron otros dos fichajes -Mendes y Ripoll-, pero el único que buscó el triunfo hasta el último suspiro fue el Sevilla. Al final un empate que no sabe a nada.

Adrián: "Ahora toca crecer, porque esto tiene muy buena pinta"

Adrián Hernández volvía a insistir tras el partido que con los fichajes de este mercado invernal «hemos mejorado mucho en todas las líneas». Además, se mostró «contento» porque algunos de esos refuerzos llegaban sin competir y «esto les ayudará a coger el ritmo». También pide calma, y considera que ya esta semana se podrá trabajar con normalidad después de algunos días moviditos por los cambios en la plantilla. «Hemos comenzado un error nada más comenzar y eso ha hecho que sea más difícil todavía. Nos toca reponernos», decidía, comentando que «hemos tenido posibilidades de llevarnos el partido ante un equipo que llegaba en clara mejoría». «Me voy con un sabor agridulce, pero ya esta semana a ver si podemos realizar el engranaje adecuado».

Adrián Hernández consideró que la «entrada de los fichajes ha venido bien al equipo», indicando que habían realizado un partido «completo y difícil».

Sobre Carrillo, jugador que marcó diferencias en su primer día, dijo que «veníamos detrás de él dos años. Es un jugador que nos da lo que queremos en tres cuartos. Nos va a venir muy bien».

Segura y Pedrosa sin minutos

Dos de los futbolistas que se quedaron sin jugar fueron Pedrosa y Segura. Adrián Hernández no quiso dar el motivo, simplemente señaló que era por una decisión «interna» del club. Lo normal es que hoy uno de los dos futbolistas abandone la plantilla grana para dejar libre la ficha necesaria para inscribir al último fichaje, el del delantero Adrián Fuentes, que fue confirmado este sábado. El mercado invernal se cierra esta noche.