Dos meses de pretemporada solo han servido para llenar de dudas a la afición del Real Murcia. Después del fracaso en la Copa Federación, el primer partido oficial del curso, los de Adrián Hernández necesitaban que la Liga comenzase cuanto antes. Nada mejor que una victoria liguera para hacer desaparecer todas las críticas surgidas en el último tramo de la pretemporada y, sobre todo, después de la eliminación por parte de un Calvo Sotelo Puertollano de Tercera División. Pero el coronavirus ha querido que los seguidores murcianistas tengan que seguir esperando una semana más para que los murcianos echen a rodar en el Grupo IV. Los contagios por coronavirus en el Recreativo Granada, primer rival de los de Nueva Condomina, han impedido que se lleve a cabo el primer partido de la liga. Para no quedarse demasiados días en blanco, el Real Murcia reaccionó y programó para el mismo sábado un amistoso frente al Alcoyano.

Fue peor el remedio que la enfermedad. Los granas caían derrotados en Alcoy. Lo de menos era el 1-0 del marcador. Lo peor fueron las sensaciones. De nuevo, como viene ocurriendo ya desde finales de septiembre, los de Adrián Hernández dejaron mucho que desear. El que el amistoso fuera ofrecido por streaming tampoco ayudó, engordando el cabreo que los seguidores ya vienen mostrando desde hace varias semanas y que parecía haber llegado al límite después de la eliminación en Copa Federación.

Tenía el Real Murcia la oportunidad de doblar la curva, aunque lo que había en juego no fueran tres puntos. Pero una vez más Adrián Hernández no dio con la tecla. Con un equipo que debería ya estar completamente a punto para iniciar una liga en la que, por su modelo de competición, no habrá tiempo para traspiés, los granas salieron del amistoso frente al Alcoyano rodeados de dudas. Dos meses después de que los murcianos echaran a rodar, el modelo dibujado por el técnico en su cabeza no se ve reflejado en el terreno de juego. No hay ideas de centro del campo hacia arriba; el juego ofensivo por bandas no aparece, y lo que es peor, el equipo se empeña en chocarse una y otra vez con una piedra que ya fue su peor enemigo el pasado curso. Se han aumentado las piezas en el medio, se ha apostado por jugadores que den presencia, sin embargo, no hay forma de conectar zonas. Los delanteros, que ya el pasado curso ofrecieron deficiencias, se ahogan desesperados mientras nadie es capaz de poner un balón en condiciones dentro del área.

Los elogios tras las victorias frente al Orihuela y el Hércules, en los dos primeros amistosos, se diluyeron demasiado pronto. En vez de evolucionar, el Real Murcia ha involucionado. Y eso que Adrián Hernández ha contado casi con la totalidad de la plantilla desde el principio de los entrenamientos. Empezaron las dudas después de la derrota contra el Ibiza, pero sobre todo saltaron las alarmas al ver la imagen deficiente ofrecida contra equipos menores como el Lorca FC, el Muleño e incluso ante el Levante Atlético, al que se ganó por 0-1 con un tanto de Chumbi.

Se estaba haciendo tan larga la pretemporada que los aficionados pronto pusieron toda su esperanza en el inicio de la Copa Federación, donde los granas defendían título. Un rival de Tercera División, el Calvo Sotelo, visitaba Nueva Condomina. Con todo a favor, el Murcia no pudo inaugurar el marcador en 120 minutos -los 90 del partido más la prórroga-. Sin gol, los de Puertollano sorprendieron con un tanto ya cuando muchos pensaban en los penaltis.

Ver a un equipo de Tercera División pasando por encima de los murcianistas, y ver a Adrián Hernández hacer cambios a la desesperada que no sirvieron para nada contribuyeron a que muchos aficionados apretasen con sus críticas. Tampoco ayudó las sensaciones dejadas este sábado en el amistoso que sustituía el inicio liguero. El Real Murcia caía ante el Alcoyano en otro mal partido. Ni una clara ocasión de gol generaron los granas.

Con una pretemporada demasiado larga, solo una victoria en el inicio liguero, que será el próximo domingo en el campo del filial del Betis, ayudará a calmar los nervios aparecidos a las primeras de cambio. Y es que esta temporada en Segunda B va a dejar poco margen a la paciencia.