Desde que el mexicano Mauricio García de la Vega se convirtiera hace nueve días en el máximo accionista del Real Murcia tras ejecutar una cláusula en el contrato privado que firmó con Raúl Moro, dos personas en Nueva Condomina han centrado todos sus esfuerzos en torpedear la llegada del agente de futbolistas y de paso ‘secuestrar’ un club que está viviendo uno de los episodios más tristes de sus más de cien años de historia. El caso es que Deseado Flores y Miguel Martínez, dos de los cinco miembros del actual consejo de administración que no han digerido bien el hecho de haber pasado a un segundo plano con la llegada de De la Vega a las oficinas del estadio, están haciendo valer su superioridad actual en el organigrama murcianista para cada día ponerle una nueva zancadilla al nuevo gestor de la entidad hasta junio de 2019.

El último regalo que se ha encontrado el empresario azteca fue ayer cuando se dirigía a su despacho y se encontró con que no le permitían el acceso a un estadio que, por si fuera poco, es de titularidad municipal. De la Vega levantó acta de lo sucedido con la presencia de un notario, pero lo cierto es que la superioridad numérica que tienen los hombres de confianza de Raúl Moro en el consejo de administración ha provocado que el murciano y el albaceteño hayan dejado al descubierto sus ganas de dar guerra por mantener el protagonismo que han tenido durante este tiempo.

Aunque Raúl Moro dimitió como presidente, tiene uno de los cargos de consejero al que no renunció, lo mismo que mantienen Deseado Flores, que ha pasado de consejero delegado y de realizar las veces de director deportivo a verse casi fuera de la centenaria entidad. Por su parte Miguel Martínez es otra historia, ya que tras el adiós de Moro su cargo actual es el de presidente en funciones, algo a lo que hay que añadir que también se trata del actual presidente de la federación de peñas del club. Por si fuera poco, Miguel Martínez tiene intereses económicos dentro de la entidad, ya que su empresa se encarga de la limpieza del estadio. Las otras dos personas que forman parte del consejo grana son primero el abogado José Gabriel Torregrosa, que a pesar de entrar al club de la mano de Moro, según fuentes de la entidad, mantiene una postura muy coherente y ha manifestado que bajo su punto de vista lo ideal sería que el agente de futbolistas mexicano pueda desarrollar su idea. El segundo, la otra persona, la quinta en concreto que cierra el consejo grana, es Juan Merino, un amigo personal de Raúl Moro que llegó también con el extremeño pero que, al parecer, también se ha desmarcado como una persona muy sensata que no tiene intención de entrar en conflicto con ninguna de las partes. De tal manera que con tres personas de parte de Raúl Moro en el consejo y solo dos que se mantienen un poco al margen, la realidad es que las votaciones que se realicen en este periodo van a resultar siempre favorables a los intereses de unos consejeros que han sentido el miedo de verse fuera de la primera fila del palco y de dejar de ser el centro de atención de los focos en el momento que Mauricio García de la Vega hizo su puesta de largo como nuevo rector de la centenaria entidad.

Miguel Martínez explicó ayer en la Cadena Ser que la decisión de prohibir la entrada a Mauricio García de la Vega se ha tomado de manera consensuada por el consejo de administración, y que dicha medida también afecta a Raúl Moro. Sin embargo, esto último se trata de una verdad a medias, ya que el cacereño, al tener una silla de consejero, sí puede acudir a cualquier reunión del órgano de control.

Miguel Martínez y Deseado Flores, como las personas con más fuerza dentro del consejo, dan así un paso más para frenar el trabajo de De la Vega. El representante mexicano, que prefiere guardar silencio y está trabajando con sus abogados para tomar medidas legales contra el murciano y el albaceteño, reitera que es el máximo accionista del club después de ejecutar la opción de compra. Su abogado explicaba a esta redacción que «el proceso está acabado». «Todo está muy claro, lo dicen los papeles», indicaba, dejando claro que «Mauricio García de la Vega es el dueño del Real Murcia».

La próxima parada que puede ser clave es la junta ordinaria de accionistas prevista para el 11 de abril, ya que se trata de un proceso que va con retraso y que, además de haberse tenido que celebrar antes de entrar en el presente año 2018, podría ser el paso casi definitivo para saber cómo va a quedar la entidad grana y en qué condiciones. Lo interesante de esta junta es que se tendrá que demostrar quién de los dos, Mauricio o Raúl Moro, tiene el 82% de las acciones, ya que según el mexicano son suyas y el extremeño se limita a repetir exactamente lo mismo. Como en cualquier caso la historia no parece que vaya a tener un buen final, no es extraño pensar en que tenga que ser finalmente la justicia ordinaria la que decida quién tiene la razón en lo que se ha convertido en una lucha despiadada para ver quién toma el control completo de Nueva Condomina.