El UCAM dice adiós al técnico del ascenso al fútbol profesional

­Los hechos se han precipitado de la forma más implacable, pero ya es una realidad. José María Salmerón ya forma parte del breve pero histórico pasado del UCAM Murcia CF tras ser destituido en la mañana de ayer. El ya extécnico universitario, que era ratificado en el cargo hace exactamente una semana, ha visto como la dolorosa derrota por 5-2 en Huesca del pasado sábado ha traído consigo un desenlace que, siendo francos, era el esperado vista la trayectoria reciente del equipo.

El principal motivo de su despido, los malos resultados que han llevado al UCAM a ocupar la penúltima plaza de la clasificación en la temporada de su debut en Segunda División. Si bien es cierto que las exigencias para un club novato son menores, los números y no el juego han terminado por pesar más a la hora de valorar la continuidad del entrenador, como suele ser habitual. Salmerón desembarcaba en julio de 2015 en un UCAM instalado en Segunda B y que se marcaba, como principal objetivo, ascender a Segunda. Bajo la batuta del almeriense, el equipo universitario concluyó la temporada líder del Grupo IV con 77 puntos, seis más que el segundo, el Real Murcia, y ostentando una de las mejores marcas en lo referente a goles en contra: tan solo 17 tantos en 38 jornadas, uno de los mejores registros en los últimos treinta años de toda la categoría.

En la eliminatoria directa entre campeones de grupo, se enfrentó al Real Madrid Castilla, al que superó por un resultado global de 4-3, consiguiendo el objetivo por la vía rápida. Además, el éxito del UCAM de Salmerón no acabó ahí, ya que una vez conseguido el ascenso de categoría, superó al Reus en la eliminatoria por el título de Segunda B: el UCAM, tras empatar a cero tanto en la ida como en la vuelta, se coronó tras la tanda de penaltis y acariciaba la gloria más importante de su escueta historia. Tras esto, celebraciones y vítores para un técnico que bien los mereció. Pero con la llegada del verano y la confección de la plantilla, tanto Salmerón como el director deportivo del UCAM, Pedro Reverte, decidieron sacar la tijera y desarbolar un proyecto que tanto rédito concedió a ambos apenas un mes antes. Este habrá sido, probablemente, su mayor error al frente de la plantilla.

Jugadores vitales en el ascenso, que tanto dieron al equipo, se marcharon con su contrato rescindido bajo el brazo para traer a otros que, a la vista está, han propiciado su destitución. No se otorgó la oportunidad a jugadores como Checa, Josan, Iván Aguilar, Pol Bueso, Marcelo Djaló o Manolo, y de los que sobrevivieron en el plantel, como César Remón o Pallarés, se han mantenido defenestrados en la plantilla hasta hoy. La solución, por aquellas fechas, fue la de desmontar un grupo humano que, como es obvio, demostró calidad para cumplir el objetivo.

La mayoría de esos sustitutos, como es obvio, poco han aportado hasta la fecha al equipo. Los números demuestran que la defensa del UCAM es la más frágil de la categoría, con 27 goles encajados tras 18 jornadas de Liga disputadas. La línea que más dolores de cabeza ha traído a Salmerón, la de zagueros, es a su vez la que menos alternativas puede ofrecer tras la mala composición de la plantilla.

La realidad es que el UCAM cuenta con seis jugadores que ostentan como demarcación habitual alguna de las cuatro posiciones defensivas del equipo; por el contrario, nueve jugadores de corte ofensivo han luchado por hacerse con los tres puestos posibles de la línea de ataque. Una mala planificación que, tras los diversos fallos y cantadas de los diversos jugadores, ha impedido ofrecer al técnico otras alternativas. La última ocurrencia, una defensa de cinco con todos los activos -a excepción de Góngora, lesionado- que sirvió para encajar cinco tantos, la mayor cifra con Salmerón en el banquillo.

El adiós de Salmerón, tras detallar en cierta medida el proceso, se produce justo antes del parón invernal, en el ecuador de la competición liguera, con el equipo instalado en la 21ª posición de la tabla y con la eliminatoria de dieciseisavos de final de Copa del Rey ante el Celta aún por resolverse. El balance del almeriense con el UCAM, pese a todo, ha sido positivo: 30 victorias, 21 empates y 14 derrotas, incluyendo Liga y Copa. El equipo volverá mañana a los entrenamientos, y mientras no haya técnico, el encargado de dirigir a la escuadra azul dorada será el entrenador del filial, Alberto Castillo, y José David Larrosa, director de cantera y miembro de la secretaría técnica.

Francisco, el elegido

Con la temporada a punto de alcanzar su ecuador, el objetivo es simple: encontrar a un entrenador que sea capaz de mantener al equipo en Segunda División. El UCAM se encuentra a una victoria de poder escapar de las fauces del descenso, y, según ha podido saber este diario, Francisco Javier Rodríguez Vílchez, conocido popularmente como Francisco, es el mejor colocado para ocupar el banquillo universitario.

Pedro Reverte, director deportivo universitario, tiene adelantadas las negociaciones con el también técnico almeriense, al igual que Salmerón.

Los círculos estrechos en los que Reverte se maneja hacen indicar que, salvo hecatombe a la hora de alcanzar un acuerdo, Francisco será el entrenador del UCAM CF. El exfutbolista, de 38 años, colgó las botas en 2010 en el Orihuela, y justo al año siguiente comenzó su andadura en las áreas técnicas. Una experiencia de tres temporadas en los banquillos, dos en el Almería B, y otra, la 2013-2014, con el Almería, en la que cumplió el objetivo de mantener al equipo en Primera. En la temporada siguiente, sería destituido al poco de arrancar la campaña debido a los malos resultados. Un año después, ha estado sin equipo a la espera de una nueva oportunidad que, salvo sorpresa, le aguarda en Murcia.