Los propietarios del FC Cartagena decidieron allá por el mes de junio no hipotecarse con una plantilla que aunque se conformó para estar entre los primeros, luego no ha tenido los resultados esperados. El hecho de ser un plantel repleto de jugadores nuevos supuso, en parte, que el club decidiera no incluir en las cláusulas de los contratos ningún tipo de renovación para la siguiente campaña por objetivos conseguidos, algo que suele ser muy habitual en entidades de fútbol. De esta manera, ninguno de los diecisiete jugadores que acaba contrato el 30 de junio seguirá por el hecho de haber jugado un número determinado de encuentros, anotado una cantidad concreta de goles o que el equipo se haya clasificado en tal o cual posición. Nada de eso ocurrirá en este caso, lo que supone que a partir de ahora los dirigentes de la entidad se tengan que empezar a sentar con aquellos miembros del primer equipo que puede ser interesante renovar el año que viene, ya que ninguno tiene relación contractual con el FC Cartagena a partir de julio.

El hecho de no haber renovaciones de este tipo se debe a varios factores. Uno de ellos era la inestabilidad económica que vivía en verano este club, con un futuro indeciso y un concurso de acreedores que no se sabía si saldría adelante o no. Es éste, probablemente, el aspecto esencial a la hora de no hipotecar el futuro de la plantilla. Pero hay otros detalles a tener en cuenta, como el hecho de desconocer el rendimiento de futbolistas que llegaron al equipo rebotados de otros clubes como Rivero, Juanlu, Montero, etc... La determinación fue, ahora que han transcurrido 28 jornadas, la más acertada, porque de esta forma el FC Cartagena no tiene que hacer de tripas corazón y tragarse a futbolistas que bien no han dado el rendimiento esperado -de esos hay unos pocos- o que no entran en el plan inicial de la entidad para la temporada que viene.

Lo único cierto, a pesar de que los dirigentes afirman que ni tan siquiera han pensado con qué o quiénes se quedarían de los que finalizan su contrato, es que hay tan sólo cuatro futbolistas que sí seguirán en 2016. Son los casos del defensa Ceballos -un más que aceptable rendimiento esta temporada-, Sergio García, Sergio Jiménez -que renovó hace dos meses- y Chus Hevia. En el caso de Hevia el jugador vino en el mercado de invierno e impuso la condición de tener al menos un año más garantizado y no arriesgarse a venir tan sólo para seis meses a Cartagena, tras haber tomado la decisión en verano de marcharse.

Rivero, objeto de deseo

Además de estos jugadores, sí que el club está interesado en alguno más de los que conforman la plantilla en estos momentos. El caso más sobresaliente en este sentido es el de Quique Rivero, que levanta admiración en la grada cada vez que coge el balón. El excentrocampista del Tenerife es la gran sensación en medio campo del FC Cartagena, un jugador que no tuvo el año pasado la oportunidad de demostrar su valía en el Tenerife, pero que en el FC Cartagena ha vuelto por sus fueros, convirtiéndose en la piedra angular del equipo cada vez que está sobre el terreno de juego. El inconveniente para que siga es que Rivero ha decidido esperar al verano para ver qué pasa. Está claro que sus aspiraciones son jugar en Segunda y de ahí que haya decidido no hablar con nadie de su futuro, a excepción de su representante, quien debe andar buscando opciones en la categoría de plata del fútbol español.

Otros futbolistas susceptibles de continuar están, sobre todo, en la parcela defensiva. Moisés, Ayoze y Verdú es el trío que más sobresale esta temporada, por su regularidad en el eje de la defensa. Tampoco hay que descuidar el juego de Jesús Álvaro, un lateral izquierdo que ha ganado peso en la plantilla, al igual que Juan Carlos Menudo, actual pichichi del equipo y el futbolista que más minutos ha jugado después del portero Limones.

Una vez que el club ha garantizado la estabilidad económica y que está a punto de hacer lo mismo con la continuidad en la categoría, llega el momento de sentarse alrededor de una mesa y empezar a ver quién formará parte del proyecto de 2016/2017, que, a buen seguro, tratarán de que sea más ambicioso que el actual.