Entrevista | Josele Santiago Cantante y guitarra de Los Enemigos

Josele Santiago: "Ahora sí que somos una banda de rock and roll, sin egolatrías paralizantes ni santurronerías"

La banda de Malasaña se encuentra en uno de sus mejores momentos. Tras el lanzamiento de su exitoso Bestieza (2020) han espantado a todos los fantasmas y, de hecho, trabajan ya en el que será su próximo disco. Pero su habitat natural es el escenario y, mientras cocinan a fuego lento estas nuevas canciones, siguen girando y repasando uno de los cancioneros más sólidos del rock en castellano. Con la Región de Murcia como una tierra habitual en sus expediciones, mañana estarán sobre las tablas del Teatro Villa de Molina con las guitarras bien afinadas y un puñado de himnos listos para ser coreados por su legión de fans

Los Enemigos

Los Enemigos / L.O.

Cuando anunciaron que se iban, fue una sacudida. Pero Los Enemigos regresaron con nuevos bríos para vivir una segunda juventud con uno de sus mejores discos. Justo la semana en la que se decretó el confinamiento, Bestieza (2020) fue el disco más vendido en España; reafirmaron esa condición de grupo en permanente estado de gracia.

Nada ni nadie les ha derrotado. Sobre un escenario, pocos pueden con ellos. Los Enemigos son un grupo de cuerpo a cuerpo. Pase lo que pase, el riff de Septiembre seguirá sonando eternamente.

Autores de himnos como La cuenta atrás, John Wayne y la citada Septiembre, cuentan con una legión de fans allá por donde pasan, dejando un festín de rock de guitarras rebosante de urgencia y mala leche. Siempre han tenido una vena un poco punk. Hablamos con Josele Santiago, carismática voz de la banda de Malasaña. Los Enemigos son Los Enemigos, qué caramba.

¿Cuál es la clave para durar tantos años? ¿A qué dificultades os enfrentáis ahora?

Ante todo, las canciones. Mantener con vida un repertorio como el nuestro y renovarlo periódicamente sin echarlo a perder es una misión de Dios, que dirían Jake y Elwood Blues. El camino es sinuoso y está plagado de retos apasionantes. Merece la pena intentarlo.

Bestieza empieza con 7.000 canciones. ¿Era la canción perfecta para volver?

Es casi un ocho mil, ¿sabes? La canción brilla con luz propia, eso resulta evidente. Pero además tiene una historia muy larga y significativa. A nivel interno, ha espantado a todos los demonios que pudieran revolotear aún sobre nosotros desde los años de oscuridad. Tal es su poder. Me encanta verlo así, y lo mejor es que así es como es. Punto por punto. La crónica de un amor verdadero ha podido con un imponente montón de mierda y lo ha barrido de un plumazo.

¿Qué aprendiste con Bestieza?

Grabando Bestieza pude comprobar en toda su dimensión la importancia del respeto. Sin él no se va a ningún lado. Estuvimos a punto de mandarlo todo al carajo otra vez precisamente por eso. Una falta de respeto tras otra acaba por llenarlo todo de cizaña. Por suerte, pudimos solventar limpiamente el asunto, y el viento se llevó la nube negra que se había vuelto a instalar sobre nuestras cabezas. Volvimos a respirar con normalidad. La llegada de David ha supuesto una enorme bocanada de aire fresco y revitalizador para Los Enemigos. Ahora sí que somos una banda. Sin egolatrías paralizantes ni santurronerías envenenadas. Una banda de rock and roll.

Después del verano habrá nuevo disco, y ya hay varias canciones terminadas. ¿Por dónde discurrirá?

Por lo que viene saliendo, creo que va a ser más bien un disco de estos redomadamente flipaos. Gran parte de él transcurre en el más allá. Pero somos Los Enemigos, coño; la mala baba no va a faltar a su cita con nosotros.

¿Partís de algún concepto, o las canciones han salido de una en una? ¿Representa la fotografía de este tiempo tan convulso o tendrá una vocación más universal?

Vienen a ser lo mismo, la cuestión es el enfoque que decidas darle. Estos tiempos que nos han tocado en suerte son de un surrealismo que tira de espaldas. Cuando el fin de la especie resulta inminente y parece que a todos nos la suda, la flipación es inevitable. Esa vocación universal de la que hablas desemboca hoy en día en un mar de imágenes estrambóticas que rozan el delirio. Y yo nunca parto de un concepto, prefiero esperar a que me lo den las canciones al juntarlas; siempre lo van a hacer mejor que tú. Escribir desde un concepto perfilado a priori es como ponerse un yugo; una carga innecesaria dictada por tu ego que no suele llevar a nada. Es mejor hacerles caso a las canciones. Ellas saben a dónde tienes que llevarlas. Uno tiene que aprender a escucharlas, porque te lo están diciendo todo el rato.

¿Habéis tenido más tiempo para organizarlo todo o ya os conocéis tanto que sale a la primera?

Aún no hemos llegado a trabajarlas juntos en el local, pero lo haremos en breve. Sin prisas. Yo estoy grabando algunas maquetillas, y Fino también anda enredando con ello. He tenido un bloqueo espantoso estos últimos tres años... La pandemia me dejó muy tocado, y no puedo contar las horas que me he tirado frente a un folio en blanco. Así que te puedes hacer idea de las ganas que tengo de empezar a trabajar estas canciones con mis compañeros... Mi Telecaster está lista para la acción.

Fino y tú habéis publicado discos en solitario. ¿Cómo influye esa experiencia al volver a componer para Los Enemigos?

Fino está on fire con su segundo disco (muy recomendable, por cierto). Curiosamente, yo me encuentro en el lado opuesto. Después de seis discos y sus correspondientes giras delirantes, estoy bastante harto de imprevistos y prefiero centrarme en Los Enemigos. Mis nervios lo agradecen. Las canciones que trabajé en solitario las sigo ofreciendo por ahí en formato acústico con mi querido brother David Krahe. Así es como sigo vivo, y así me he dado cuenta de que me encuentro tranquilo. En cuanto a la manera de componer, no hago ninguna distinción: busco melodías y letras que merezcan la pena; sólo cambia la manera de vestirlas. Algunas canciones de las que vamos sacando Los Enemigos acaban sonando también en el repertorio de los dúos acústicos y alcanzan dimensiones insospechadas al despojarlas de sus uniformes de gala. Una buena canción la puedes vestir de lagarterana si quieres, que va a seguir funcionando como un tiro.

"Cuando el fin de la especie resulta inminente y parece que a todos nos la suda, la flipación es inevitable"

Hace poco viniste a tocar con Santiago Campillo. ¿Cómo lo pasaste entre tantos amigos? ¿Por qué elegiste El lobo? Javier Ojeda dijo que le parecía una gran canción, y que su favorita siempre ha sido Desde el jergón. ¿Es complicado volcar tanta sensibilidad y tripas en una canción?

Es más intenso que complicado. Al fin y al cabo son tus demonios los que vuelcas en el folio. Es una sensación extraña, como si te desnudaras en público. Pero el resultado merece la pena. En cuanto a por qué El lobo... La suelo elegir cuando tengo la oportunidad de tocar con una buena banda; tiene un groove muy especial. Y Santiago siempre es una garantía. Es un músico fuera de serie y un gran compañero. Después de tantos años, hemos forjado una bonita amistad. Él ya sabe que puede contar conmigo para lo que sea.

¿Cómo vivís ahora los conciertos de Los Enemigos? ¿Te llega la emoción?

Claro que sí. Si alguna canción deja de transmitirnos esa emoción, la aparcamos y escogemos otra para sustituirla temporalmente. Por suerte tenemos muchas canciones para elegir.

La concepción de la música ha cambiado. Ahora escuchas una canción, y a la semana se olvida. ¿Influye eso a la hora de componer, publicar, girar?

Es mejor no pensar en ello y limitarte a hacerlo lo mejor que puedas. Yo paso de comerme la cabeza con esas movidas. Cuando empezábamos también había mucha música de usar y tirar. Los 40 y todo aquello. No es nada nuevo. Simplemente los ignoras de la misma manera que ellos te ignoran a ti. Pero aún hay mucha gente que no podría vivir sin música. Esa es nuestra gente, y todo lo demás, pues... ¿qué quieres que te diga? Aparte de que nos la sopla soberanamente, claro. Vivimos en planetas diferentes.

Ante un repertorio tan brutal, ¿cómo os apañareis para elegir qué suena en los directos? ¿Sorprende volver a encontrarse con temas que hacía tiempo que no tocabais?

De entre todo el mogollón de canciones que tenemos, hay algunas que no podemos dejar fuera. Sólo con esas ya tenemos un repertorio de hora y pico. De vez en cuando alguien se acuerda de una y nos damos el capricho de tocarla una temporada. Siempre recurrimos a alguna de estas..., digamos, ‘ignotas canciones’. Dos o tres, por el gusto de jugar un poco. Las vamos combinando con las impepinables. Y así venimos funcionando últimamente. Luego a lo mejor toca presentar un disco nuevo, y ahí sí que las pasa uno canutas porque hay que sacrificar tres o cuatro de estas intocables. Entonces las vamos rotando. La dinámica hay que reestructurarla, porque es la que manda. A mí me encanta hacerlo, así que me suelo encargar de todo esto. Luego en el local siempre surgen cambios, y así vamos tanteando la cosa hasta que llegamos a un consenso, que no suele tardar en aparecer.

En La vida mata hay un hilo conductor muy claro: la muerte. ¿Todavía te preguntas cómo salisteis vivos de los noventa?

Todas las mañanas, tío.

Concierto: Los Enemigos

¿Cuándo? Mañana, 20.00 horas

¿Dónde? Teatro Villa, Molina de Segura

¿Precio? 20/25 euros