Exposiciones

El ‘crescendo’ pictórico de Ángel Haro en Arquitectura de Barrio

El artista presenta en la galería murciana su última serie, una colección de collages abstractos y fuertemente influidos por la música

Ángel Haro posa en la galería Arquitectura de Barrio junto a una de sus obras.

Ángel Haro posa en la galería Arquitectura de Barrio junto a una de sus obras. / Juan Carlos Caval

Asier Ganuza

Asier Ganuza

Ángel Haro trabaja con música. «Pero no es que esté puesta por ahí como de fondo –se apresura a matizar–, sino que trabajo con la música», como si fuera un material plástico más. «E igual que tengo muchos colores, también tengo muchas músicas para elegir», añade. Dice que, cuando está en el estudio, sobre todo escucha jazz –«es la música con la que crecí», apunta–, pero que en su equipo también suenan «ciertas músicas clásicas», en especial del romanticismo y el barroco, «el heavy metal de la época», y algunas cosas más contemporáneas, como el flamenco y estilos «más calientes» como la salsa neoyorquina de los cincuenta, el latin jazz y las músicas afrocubanas, sin olvidar el rock and roll. «Y muchas veces –confiesa– cambio de música para cambiar mi forma de enfrentarme a una obra».

Por eso no es de extrañar que haya titulado su última exposición como Crescendo. «Me gustan mucho los conceptos musicales. Y no soy músico, pero lo uso a mi modo porque, al final, yo también trabajo con el ritmo, con las secuencias, con los contrapuntos, con las gamas tonales... En realidad, creo que músicos y pintores, e incluso los poetas, tenemos mucho más en común de lo que pueda parecer», reflexiona el valenciano, residente en Murcia desde hace décadas. 

«Yo también trabajo con el ritmo, con las secuencias, con los contrapuntos...»

No obstante, concreta que su relación (como creador) con la música no es ‘directa’: «Digamos que soy muy sinestésico. Quiero decir, la música me influye y yo me dejo influir por ella –como también por la temperatura o, incluso, las noticias–, pero eso no se traduce directamente al lienzo; no hago una transposición directa de una música (o lo que sea) a la pintura, sino que, más bien, hago como de un médium por el que pasan las energías y, a través de mí, llegan al otro lado pero sin la necesidad de que se ajusten por completo. De hecho –desvela–, muchas veces es después de exponer una obra cuando la vuelvo a mirar y me doy cuenta de dónde viene tal gesto».

Algo así le ha pasado con esta muestra, Crescendo, que desde el sábado puede visitarse en Arquitectura de Barrio, un lugar –en palabras del pintor– «muy doméstico, pero en el mejor sentido de la palabra. Y creo que es un sentimiento generalizado entre la comunidad artística de Murcia, seguramente porque no tiene la solemnidad de otras galerías, de aura casi sagrado. Aquí –apunta–, las obras se pueden disfrutar de otra forma, de una manera más cotidiana», celebra Haro, que además desarrolló esta serie –con más de una treintena de piezas– pensando expresamente en AdB: «Cuando trabajo, me gusta saber dónde voy a exponer porque manejo muchos formatos y técnicas y el espacio me ayuda a decidir».

Exposición de Ángel Haro en Arquitectura de Barrio.

Exposición de Ángel Haro en Arquitectura de Barrio. / Juan Carlos Caval

Así, en esta ocasión ha apostado por obras de pequeño a mediano o gran formato –de ahí el título, Crecendo– y, si hablamos de la técnica, por el collage sobre papel, «que supone un ejercicio distinto que el de la pintura más ‘cotidiana’». «Yo lo que hago –explica– es hacer una serie de obras en base a manchas y texturas y luego, como si las hubiera encontrado por la calle, las rompo y las reconstruyo, pero buscando dar lugar a algo distinto. Descomponer y volver a componer (o a reordenar, o a codificar). Es una especie de ‘autorreciclaje’», afirma el valenciano.

Más difícil le resulta, en cambio, hablar de esta serie desde una perspectiva más profunda. Ángel Haro es de los que creen que el artista no es el más indicado para hablar de su obra, pero en su forma de entender la abstracción deja caer algunas claves. «Yo siempre me he considerado un paisajista. La cuestión es que a menudo pensamos en el paisaje como un horizonte con una casita, y el concepto es mucho más amplio y mucho más abstracto. Una selva, por ejemplo, son líneas y más líneas, y un amanecer, manchas de color, contrapuntos de luz, etc.», reflexiona el pintor, que achaca la reducción del término a una cuestión simplemente cultural. Para él, en cambio, «el paisaje son sensaciones, es una emoción», y como género pictórico considera que ha influido de manera determinante en el arte contemporáneo. 

«Siempre me he considerado un paisajista. La cuestión es que a menudo pensamos en el paisaje como un horizonte con una casita, y el concepto es mucho más amplio»

Lo demás, lo deja a consideración de quienes se acerquen por Arquitectura de Barrio antes del 27 de marzo, que es cuando, en principio, se clausurará Crescendo. Él, mientras, sigue trabajando: desvela que tiene un par de proyectos escenográficos para teatro cuyos resultados podrán verse, presumiblemente, a final de año, pero que, en este momento, lo que le ocupa el tiempo es su próxima gran muestra. «La inauguraré en abril. Se trata de una exposición de carácter más instalativo, y que, comisariada por Pedro Medina, podrá verse en el Palacio del Quintanar de Segovia. Es un proyecto grande, con piezas específicas para cada sala», comenta Ángel Haro. Lo que no desvela es la música con la que está trabajando, para evitar ofrecer más pistas. Y es que, al final, esto (el arte, en general) va de sentimientos.