Artes Escénicas

Bernarda Alba: un sufrimiento puro e imperecedero

La compañía murciana Agosto del 36 ha conseguido hacerse un hueco en el panorama nacional con Bernarda Alba, el musical, una nueva visión de un clásico que parece atemporal y que este mes llevan al Teatro La Latina de Madrid

Bernarda Alba, El Musical

Bernarda Alba, El Musical

Lola López

Lola López

«¡Silencio!». Con esa orden, Bernarda Alba entra en escena para hacer callar a sus hijas y sellar sus próximos años, encerradas en el luto de una casa de ventanas tapiadas en ese «maldito pueblo sin ríos, pueblo de pozos» que Federico García Lorca retrató en 1936 en La casa de Bernarda Alba. Setenta años después, en 2006, el compositor y dramaturgo neoyorquino Michael John LaChiusa estrenó la versión musical de este clásico de la literatura española. Desde 2021, la compañía murciana de teatro Agosto del 36 realiza en España la primera versión oficial en castellano de Bernarda Alba, el musical.

«No podíamos entender que un americano hubiera hecho el musical de ‘Bernarda Alba’ y nosotros, como españoles, no», cuenta Marina Cabañero, directora artística y codirectora de la compañía junto a Teresa Franco, acerca de la semilla que germinó en la obra que ahora firma como directora. LaChiusa, conocido por el musical de Broadway The wild party, hizo el de La casa de Bernarda Alba «como capricho personal», relata Marina. «Yo me lancé e hice la traducción para mi trabajo final de carrera [en la Escuela Superior de Arte Dramático de Murcia]. Al final, juntamos los proyectos de seis compañeros, cada uno se encargó de una parte de la producción y la hicimos», cuenta sobre esos comienzos. Este fue un montaje que nació en la ESAD, pero pronto creció lo suficiente como para salir del patio interior del edificio, donde se representó por primera vez, y la idea de fundar una compañía de teatro propia dejó de parecer descabellada: «Fue casi por presión social –se ríe–. Después de estar diez meses trabajando en ella, queríamos que la obra llegara a más gente». 

Así nació Agosto del 36, una compañía joven luchando por darle a su trabajo «la profesionalidad que necesita el oficio» y hacerse un hueco en el circuito. «Somos mujeres, que ya de por sí tenemos poco hueco, y además jóvenes –detalla Marina–, y aunque tengas muchas ganas, si no tienes dinero no consigues nada». En 2021 lanzaron un crowdfunding para financiar el proyecto que les llevaría a conseguir ser la primera versión oficial en castellano de este libreto, después de que el propio LaChiusa le diera el visto bueno a su adaptación durante los trámites para conseguir los derechos de autor: al americano «le encantó», en palabras de Marina, ver su pieza en español. El camino no ha sido fácil, pero no lo han transitado solas, y entre el miedo y los obstáculos han encontrado ayuda y amabilidad, especialmente en el elenco de Bernarda Alba, el musical. «Nuestros actores nos han apoyado en todo, somos todos amigos –explica acerca de la familia, esta mucho más amable y unida que la que retrató Lorca, y que también se mantiene fuera del escenario–. Es increíble pensar que gracias a esto estoy dando trabajo a unos profesionales increíbles, jóvenes y que además son mis amigos».

Estos dos años de andadura les han llevado por escenarios y ciclos de teatro de toda la Región, como el Villa de Molina o el Guerra de Lorca. Hace un año consiguieron una meta en su carrera: llenar el Teatro Romea en una noche de marzo en que la gente hacía cola para entrar a verlas. «Fue surrealista, lo vivíamos y nos sentíamos como Beyoncé –admite riendo–, que la gente vaya a ver tu trabajo, cuando podría estar haciendo cualquier otra cosa, es ilusionante». 

Hoy alcanzarán otro hito: la capital. Porque este mediodía (12.00 horas) y el próximo sábado 11 de marzo (a la misma hora) el bastón de Bernarda resonará en las tablas del Teatro La Latina, en el corazón de Madrid. «Cuando estás en la Escuela siempre escuchas que, si quieres ser alguien en el mundo del arte, te tienes que ir a Madrid. Nosotras hemos querido ir, pero con nuestros propios términos», comenta orgullosa acerca de lo que supone llevar el musical a la ciudad que ella considera como «el mejor escaparate de los musicales». «Queríamos hacer el esfuerzo de salir de Murcia, poder vernos en ese teatro tan bonito y ver qué pasa». En los próximos meses también estarán en teatros de Blanca y Cartagena.

Marina Cabañero y Teresa Franco, directoras de Agosto del 36

Marina Cabañero y Teresa Franco, directoras de Agosto del 36

Ese esfuerzo que están haciendo ha sido reconocido, además de por el público, por sus compañeros de profesión. El año pasado consiguieron ocho nominaciones a los Premios Azahar, una gala en la que Marina Cabañero consiguió la estatuilla a Mejor Dramaturgia. El premio simboliza, además de su talento, la entrada en el circuito: «Ya saben que existimos. Apoyan que haya gente nueva en el sector y no somos competencia, porque cuantas más cosas haya, más se van a hacer y más demanda habrá», explica. Ahora están inmersas en la creación, desde cero esta vez, de Bodas de sangre, el musical, en colaboración con el Ayuntamiento de San Javier. El montaje, que está siendo un proceso «muy intenso, abierto y creativo» se estrenará en agosto en el Festival Internacional de Teatro, Música y Danza de la localidad ribereña.

Su éxito radica en lo novedoso de su propuesta. Una obra que forma parte de las raíces de la literatura castellana reconvertida en musical, desde la visión de un elenco joven y con músicos en directo. «En la música popular hay una tendencia actual a recuperar el folclore y fusionarlo con otros elementos: esa es nuestra inspiración», un espíritu que aúna las frases lapidarias que pueblan el texto de Lorca con elementos rompedores que evidencian que, aunque hayan pasado casi noventa años, las cinco hijas de Bernarda tienen dolores que persisten a día de hoy: la muerte y la opresión de ser mujer. «Malditas sean las mujeres», le espeta Magdalena, la segunda hija de Bernarda, a su madre en el nudo de la obra. «Quisimos poner a Bernarda como un hombre porque tiene frases durísimas –explica acerca del único actor del reparto, que encarna a la matriarca de la familia–, reivindicamos el sufrimiento de las hijas, gritando contra una pared tapiada». Hay mucho de las propias experiencias vitales del elenco en su actuación y esa sinceridad llega al público: «Hay gente que ve la obra y llora porque hace clic con algo que le ha pasado en la vida real –cuenta–. A nosotras también nos pasa, especialmente siendo un equipo formado casi enteramente por mujeres. Es un sufrimiento muy puro y muy interno».