Exposición

La Murcia escultórica se reivindica en Progreso 80

La galería muestra obras de Pepe Marcos, Pedro Pardo, Elisa Séiquer, Lola Arcas y Martínez Lax

El comisario, Tomás Ruiz Planes, y Martínez Lax contemplan una obra de este último.

El comisario, Tomás Ruiz Planes, y Martínez Lax contemplan una obra de este último. / Juan Carlos Caval

Asier Ganuza

Asier Ganuza

Dice Tomás Ruiz Planes que sí, que Murcia es tierra de pintores de caballete y de pintores al aire libre, «pero, sobre todo, Murcia es tierra de escultores». Y lo ha sido desde hace siglos. «Esta tierra mediterránea tiene un arraigo escultórico milenario, de raíces prehistóricas, íberas, griegas, fenicias, hispanorromanas, visigodas, etc. Así hasta llegar a la edad contemporánea y a la escultura moderna», apunta el docente y comisario de arte, quien vuelve a ocupar estos días el espacio de la galería Progreso 80 con su inseparable Juan Martínez Lax (1946) y otros cuatros creadores de su misma quinta: José González Marcos (1940-2014), Pedro Pardo (1944-1998), Elisa Séiquer (1945-1996) y Lola Arcas (1962).

De hecho, la muestra, inaugurada el pasado martes y visitable hasta el día 28, ha sido bautizada como Diálogos de una generación; una generación marcada y aleccionada por otros maestros de la estatuaria como José Capuz, José Planes Peñalver, Clemente Cantos y Juan González Moreno, entre otros. Y el debate entre (las obras) de estos cinco murcianos es intenso, pues, con fuertes diferencias sociales e incluso económicas entre unos y otros, lo que les une –además de haber aparecido en una etapa concreta– es ese «deseo e impulso» que les lleva desde muy jóvenes a «experimentar con diferentes materiales y variados soportes» hasta llegar cada uno «a un destino o definición plástica concreta» y diferenciada de la de sus compañeros.

No obstante, tal y como apunta Ruiz Planes, «en todos ellos, como grupo, destaca el tratamiento de las formas y volúmenes humanos, desechando la importancia del cuerpo como producto conseguido o belleza final para dejarlo en un segundo plano, como envoltorio de la fuerza interior de la pieza». Eso sí, cada uno se acerca a ese potencial de manera distinta. Pedro Pardo, por ejemplo, lo hace desde la abstracción (y con el alumnio como materia prima), mientras que Elisa Séiquer juega con el vacío, con la sustitución de volúmenes esculpidos por huecos, elementos que ella misma define como ‘figuración de vanguardia’: «Existen problemas humanos y quiero esculpirlos dentro de una forma moderna, pero no abstracta, ¿eh?», declaró en una entrevista en 1972.

También se exhiben piezas de José González Marcos, ‘Pepe Marcos’. «De manos fuertes y delicadas, logra alcanzar y extraer de la materia el alma que las mueve», explica el comisario. Ruiz Planes habla de «contorsión y prolongación de extremidades», de «posturas complicadas, de grave contorsión y gran diversión, cargadas de fuerte sensualidad y singular elasticidad». Y de Marcos, a su amigo y vecino Juan Martínez Lax, quien, como su compañero, también rebusca en el interior, en la energía que emana de los cuerpos. En este sentido, el responsable de esta colectiva llama la atención sobre la obra titulada Torso, con extremidades que abrazan un cuerpo mientras que alcanzan a desviar la atención de la falta de miembros; lo cual solo es posible «porque el alma está completa».

Por último, hay que mencionar a otra miembro del grupo de artes plásticas La Nave, del que formaban parte tanto Martínez Lax como González Marcos, así como Ana Albertos, Galo Navarro y Miguel Canseco. Hablamos de Lola Arcas, según el académico Martín Páez Burruezo, el «último eslabón» de la cadena que recorre la historia escultórica murciana (junto con Martínez Lax, el otro autor todavía vivo de esta generación). «La obra de Lola Arcas –explica el comisario– ha evolucionado y madurado hacia formas plenamente figurativas, donde el cuerpo humano asume el protagonismo en su obra. Temas taurinos, mitológicos, o del mundo del flamenco ofrecen definición, dominio de la técnica y del oficio. Su madurez –continúa– se observa en un firme sello de autenticidad, piezas que muestran serenidad, elegancia y gran ejecución».