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José Meseguer: el científico artista

José Meseguer L.O.

E n un tiempo en el que el ordenador era una entelequia, la capacidad para el dibujo de un profesor de ciencias cobraba una importancia vital para hacer comprender a los alumnos determinadas materias. La pizarra y las tizas de colores se erigían en una poderosa herramienta docente, y la capacidad artística de José Meseguer se convirtió en una cualidad muy apreciada por el alumnado.

Durante décadas, José Meseguer se tomó su tiempo, antes de cada clase, pensando en el mejor camino para hacer comprender a sus alumnos cada tema apoyándose en dibujos: «Dibujar en la pizarra supone narrar o contar una historia en imágenes ante los ojos del alumnado durante un tiempo limitado», me dijo hace años.

Empezó su labor docente en 1973 en la facultad de Medicina, en la Cátedra de Citología, Histología y Anatomía Patológica ubicada en el antiguo Hospital Provincial. Él había tenido maestros que daban las clases también ayudándose de estupendos dibujos, tanto desde el punto de vista anatómico como microscópico. Meseguer cita a menudo a nuestro premio Nobel Ramón y Cajal (sobre cuyos dibujos científicos hizo su segunda tesis doctoral), para poner de manifiesto la importancia del arte en la divulgación de la ciencia.

Sus alumnos gozaban no sólo de sus espléndidos y detallados dibujos, sino de una perfecta dicción por la que daban gracias, pues sus explicaciones podían llegar nítidas en aquellos grupos de 400 y hasta 600 alumnos, a los que se dedicó durante los 44 años de docencia en la UMU.

Aquellos grandes encerados negros de Medicina o Biología de fondo rugoso, en los que Meseguer realizó sus primeras obras, hacían que aquellas tizas escasamente comprimidas desprendieran mucho polvo, pero el profesor las recuerda con nostalgia, ya que en ellos se podía hacer unas ilustraciones impresionantes, llamadas sin embargo, a su desaparición casi instantánea, ya que cuando entraba el siguiente profesor era necesario borrarla. «Yo era consciente de que aquello no tenía afán de perdurabilidad, sólo tenía el valor efímero de adquirir un conocimiento», comenta.

Hacia el final de su carrera, José Meseguer, Pepe Meseguer, publicó algunos de sus dibujos en un libro titulado Ciencia y arte en la pizarra, editado por la Universidad de Murcia, donde se reúnen 113 dibujos, láminas y gráficos que reflejan la enseñanza de un tiempo que se nos fue. Una época en la que la ausencia de tecnología dejaba hueco para el trabajo más artesano en la enseñanza, un ámbito en el que nuestro profesor fue una estrella.

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