La Opinión de Murcia

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Artes Escénicas

Onírica Mecánica: Teatro sin límites (ni escenario, ni actores)

La compañía de Jesús Nieto presenta en el festival Determinantes su proyecto ‘Bio-Drama’, que incluye seis piezas de las cuales una ya se ha podido ver (‘Ronem Ram’) y dos se presentan este viernes en el festival Mucho Más Mayo

Jesús Nieto, creador de Onírica Mecánica y del universo de ‘Bio-Drama’. L. O.

Onírica Mecánica es una de las compañías teatrales más respetadas de la Región (tanto a nivel nacional como internacional). También es una de las más particulares (si no la que más), aunque a Jesús Nieto, su creador, este tipo de adjetivos le ponen en guardia. «Nuestras propuestas son no-convencionales, pero no son ‘extrañas’ o ‘alternativas’; simplemente son diferentes», subraya. Principalmente porque uno de los motivos fundacionales del proyecto no es otro que dirigirse a la gente por medio de las artes escénicas, sean adolescentes o ancianos; vayan al teatro todos los fines de semana o sea con ellos su primera vez. Pues si en algo creen a pies juntillas es en su poder transformador.

«Creemos en el cambio individual, no en la política o la ideología; en cómo los ciudadanos podemos cambiar la sociedad. Y lo que nosotros intentamos con estas células –así llaman a las diferentes piezas de su último proyecto, Bio-Drama– es hacer preguntas sobre el presente que vivimos; preguntas que te hagan pensar, pero sin aportar las soluciones, como una ventana o una invitación a entender quiénes somos, qué hacemos y lo que podemos provocar», explica un apasionado Nieto, quien para llegar al mayor número de gente posible ha querido (volver a) derribar las paredes del teatro, (volver a) bajar a los actores a pie de calle y..., de hecho, en cierto modo, ‘prescindir’ de los propios actores. ¿Para qué? Para «democratizar» las artes escénicas. El jueves (Teatro Romea, 17.30 horas) explicará esta iniciativa en una mesa redonda enmarcada dentro del Festival Determinantes que hasta el día 27 se celebra en Murcia, pero antes, y con motivo de su participación en el Mucho Más Mayo –donde estrenará dos de estas ‘células’–, hemos querido hablar con él para entender un poco mejor este innovador proyecto.

«El teatro siempre ha sido representado en un espacio específicamente creado para ello y de una manera muy concreta, pero con Bio-Drama lo que pretendemos es que estas obras puedan ser disfrutadas en cualquier lugar del mundo, incluso aunque nosotros no estemos allí», explica Nieto. Para ello, Onírica Mecánica ha contado con las nuevas tecnologías como aliadas: «Hemos creado una web (www.bio-drama.com) que alberga seis pequeñas piezas de lo que llamamos ‘teatro expandido’: una serie de experiencias escénicas que pueden traspasar los escenarios y llegar a cualquier lugar». ¿Y de qué manera? Facilitando a todo aquel que lo desee las herramientas para embarcarse en cualquiera de estos seis viajes: pequeños manuales de instrucciones, archivos de audios, etc. «No requieren de grandes escenografías y la idea es que los espectadores sean, a su vez, los intérpretes de estos montajes», añade.

La idea de la compañía es liberar las piezas para que cualquiera pueda ‘representarlas’ con las herramientas de su web

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Sirvan de ejemplo las dos células que presentan del 27 al 29 en el festival Mucho Más Mayo de Cartagena; más concretamente, en el Centro de Recursos Juveniles. La primera es La máquina de matar, una pieza de ocho minutos para un solo espectador en la que el interesado se montará en un coche que empezará a hablarle. Esta obra reflexiona sobre hasta qué punto somos conscientes de los pros y los contras de la tecnología con la que convivimos diariamente, y cualquiera que quiera disfrutar de esta podrá hacerlo en su propio vehículo solo con descargarse el archivo de audio que se liberará en la citada web cuando todo el proyecto sea presentado (a partir de septiembre). El segundo de los montajes, algo más complejo, es Rumbo a Faraut, para once personas (y de cerca de una hora de duración). «Esta célula nace de la invitación que hice a un grupo de estudiantes de artes escénicas en octubre del año pasado. Los junté para plantearles qué harían si colonizáramos un nuevo planeta en los confines del Sistema Solar y cómo procurarían evitar cometer los errores que han condenado al nuestro. El resultado –señala Nieto– es una obra en la que cada ‘espectador’ interpreta a cada uno de esos jóvenes, guiándose por las indicaciones que ellos les dan a través de unos auriculares». La idea es que quienes se sumerjan en Faraut «vivan en sus propias carnes la experiencia de aquellos chicos que quisieron cambiar las cosas. Sus decepciones, sus pequeños logros, sus inquietudes... El objetivo es ver el futuro como ellos lo ven», apunta el creador del proyecto, que asegura que se trata de una pieza «de una honestidad aplastante» (y que en casa se podrá llevar a cabo con apenas unas cuantas sillas y un puñado de folios). Ambas requieren de inscripción previa en www.muchomasmayo.cartagena.es.

Nieto les llama «ficciones especulativas». «En este caso [Rumbo a Faraut], se trata de ‘ir’ a un planeta imaginario –aunque existe de verdad, pero no es más que un cacho de piedra sin utilidad aparente– y cruzar los límites imaginarios para replantearnos nuestra vida en la tierra. Y en La máquina de matar, en la que un coche te intenta seducir para que pases el resto de tu vida con él, estudiamos nuestra relación con la tecnología», explica su autor, que destapa las tres patas sobre las que se sustenta Bio-Drama: nuestras relaciones con otros seres humanos, con el avance de la ciencia y la técnica y con el medio ambiente. En este último pilar encontramos la primera ‘célula’ que se estrenó del proyecto, y que del 1 al 17 de julio podrá volver a disfrutarse en el Teatro Apolo de El Algar. Hablamos de Ronem Ram, una instalación que imaginó un futuro que estaba mucho más cerca de lo que ellos habían esperado. «Fue curioso, porque especulábamos sobre un posible colapso futuro del Mar Menor. Lo planteábamos para el año 2050, aun cuando Pérez Ruzafa ya había dado la voz de alarma sobre el estado de la laguna. Al final, se ha convertido en una pieza premonitoria», señala Nieto, que en esta pieza plantea un mundo en el que el Mar Menor se ha convertido en una basta extensión de fango y en el que las diatomeas [alga microscópicas] se han convertido en las mejores productoras de un bien muy necesario y que ha sido privatizado: el oxígeno.

Una joven en 'Ronem Ram'. L. O.

Las otras tres piezas está previsto que se estrenen en la FiraTàrrega 2022. Una es El mal menor, que consiste en una conversación entre el espectador y que, advierte Nieto, termina con una invitación a darse un chapuzón. Otra es Cucú, ¿quién soy?, dedicada a las relaciones sociales en espacios digitales; una experiencia para dos personas cuyo único requisito será disponer de una webcam. Por último, Diario de una lechuga, relacionada con las dinámicas del libremercado: «Para participar en esta pieza, los interesados deberán inscribirse en la web y recibirán una caja con una lechuga que les contará su travesía, cómo fue producida a treinta kilómetros de tu casa, envasada en Londres y vendida en el supermercado de tu barrio. Es una reflexión sobre la globalización y cómo parece que somos incapaces de autoabastecernos», explica Nieto.

«Decimos que son obras teatrales porque reúnen muchas de las condiciones que exige una obra de este tipo: el escenario es tu propio espacio, y los actores, las personas que viven la experiencia. Yo siempre digo que el teatro no tiene límites, que no permite decir y expresar cualquier cosa; incluso vivir las experiencias de otra persona», reivindica Nieto, que insiste en que los de Onírica Mecánica son propuestas para todos los públicos. El único requisito es ser valiente y lanzarse a vivir algo diferente, y estar dispuesto a hacerte preguntas. Seas un chaval o tengas setenta años; vayas al teatro todos los sábados o no hayas pisado uno en tu vida. 

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