Según la encuesta, el 55 por ciento de los españoles renunciaría a los embalajes diseñados para transportar los productos con facilidad, el 52 por ciento a los preparados para apilar y almacenar fácilmente en casa, y el 45 por ciento a los que se pueden utilizar para preparar los alimentos o como recipientes reutilizables.

Los porcentajes bajan notablemente en otros embalajes: sólo el 32 por ciento de los españoles renunciaría al empaquetado que conserva los productos para que duren más, el 25 por ciento prescindiría de la información etiquetada y de las instrucciones de preparación y empleo, y el 23 por ciento al que conserva los productos limpios y sin que nadie los haya tocado.

Tan sólo uno de cada diez españoles (el 10 por ciento), no está dispuesto a renunciar a ninguna de estas características del empaquetado en beneficio del medio ambiente.

Según Nielsen, la opinión de los españoles se asemeja mucho a la de los consumidores de otros países.

De hecho, casi dos de cada tres consumidores de todo el mundo prescindiría de ciertos tipos de empaquetado si ello beneficiase al medio ambiente.

Entre los empaquetados que los consumidores consideran prescindibles se incluyen el diseñado para apilar y almacenar fácilmente en casa (49%); el que se puede utilizar para preparar los alimentos o como recipiente reutilizable (48%); y el diseñado para transportarlo con facilidad (47%).

En el extremo opuesto, los consumidores están mucho menos dispuestos a renunciar al empaquetado diseñado para conservar los productos limpios y sin que nadie los haya tocado (27%); al destinado a conservar los productos en buenas condiciones (30%); a la información del etiquetado y las instrucciones de uso (33%); y al empaquetado que conserva los productos para que duren más (34%).

En cualquier caso, la conciencia ecológica resulta claramente establecida entre los consumidores: sólo uno de cada diez consumidores de todo el mundo no se muestra dispuesto a prescindir de ningún aspecto del empaquetado a favor del medio ambiente.