Se llamaba José Martínez Ruiz, pero era Azorín ''el nombre que usaba siempre en sus escritos'', como bien recuerda un fragmento de La fama póstuma, un artículo publicado en el diario España en 1904 que ahora da nombre a una exposición que rinde homenaje al autor alicantino. La muestra, que acoge hasta noviembre el Museo Arqueológico de Murcia, se ha organizado tras cumplirse 50 años del fallecimiento del escritor.

El recorrido, dividido en varias secciones, acerca al visitante a la figura y la obra del autor de Monóvar, considerado un clásico moderno y una destacada figura en la renovación del panorama literario.

El visitante parte de un paseo cronológico por los momentos más destacados de la vida de Azorín, entre los cuales se hace mención al homenaje que el autor recibió en 1913, en Aranjuez, por parte de José Ortega y Gasset y Juan Ramón Jiménez, así como a aquellas influencias que recibió de otros escritores, sin las cuales es imposible ahondar en el mundo estético azoriniano. Aquí es posible leer algunas correspondencias mantenidas entre Azorín y Pío Baroja, Miguel de Unamuno y Antonio Machado.

También estuvo influenciado por autores europeos. Nietzsche, Schopenhauer, Montesquieu, Baudelaire? «Azorín no solo es el periodista y escritor que rescata los clásicos españoles, sino que también tuvo un papel clave en la difusión cultural de autores europeos en sus libros y artículos en la prensa», destacan en la muestra.

Siguiendo por las secciones de Azorín. La fama póstuma, se expone una escultura de Sebastián Miranda y un busto de Eusebio Sempere, ambos dedicados, por supuesto, al protagonista de la muestra. Asimismo, llegan las pinturas de Joan Castejón, Daniel Vázquez Díaz, Ricardo Baroja, Rafael de Penagos e Ignacio de Zuloaga, que muestran las distintas etapas vitales del autor. En este punto cabe destacar que, por primera vez, se puede ver en público un retrato que le hizo Ramón Gaya por encargo de su sobrina-nieta, María Martínez del Portal, y por la catedrática Cecilia Belchí. De estilo vanguardista, se trata de uno de los retratos más desconocidos de Azorín.

A continuación, cartas, fotografías, una caricatura de Francisco Sancha, así como libros y periódicos acompañan el recorrido por su pensamiento, su forma de ser y de escribir, destacando algunos objetos personales como su sombrero de copa, sus gafas, su documentación y su máquina de escribir en la recreación de su despacho.

También se presentan obras de pintores como Sorolla, Carlos de Haes, Adelardo Parrilla y Benjamín Palencia, cuadros que inspiraron a Azorín, quien en sus textos mostraba su característica visión del paisaje. ''Un escritor será tanto más artista cuanto mejor sepa interpretar la emoción del paisaje'', narró en su novela La Voluntad (1902). Si bien el único cuadro que dijo poseer, y que también puede verse en el Museo Arqueológico, es Paisaje de Guadarrama, de Aureliano de Beruete: ''Este lienzo lo llena todo, irradia luz sobre todas las cosas'', declaró.

La parte final de esta muestra, organizada por el Gobierno regional y la Fundación Caja Mediterráneo con la colaboración de la Diputación provincial de Alicante, muestra la relación entre el escritor y la Región de Murcia, en especial con Yecla, el pueblo ''donde se formó mi espíritu'', escribió Azorín en Las confesiones de un pequeño filósofo (1904). El periodista ayudó a nuevos escritores murcianos, como Vicente Medina, a difundir su obra con artículos de prensa y con el prólogo de su obra Aires murcianos, editado en Cartagena en 1898. Además, Murcia es uno de los capítulos destacados de su obra El paisaje de España visto por los españoles (1917).

Entre los objetos singulares de esta última sección destaca una botella en edición especial numerada de fondillón que lleva su nombre, embotellado por MGWines-Bodegas Monóvar con motivo del 50 aniversario de la muerte del autor. La etiqueta de la botella es un pequeño libro que cuenta la relación de Azorín con este vino dulce típico alicantino y con los viñedos de su tierra.

Los textos azorinianos

José Martínez Ruiz, Azorín (Monóvar, Alicante 1873 - Madrid, 1967) fue uno de los grandes renovadores de la novela, cuyos títulos reflejan una nueva sensibilidad e interés por la experimentación. Esta exposición, sin duda, da cuenta de la aportación de Azorín a la literatura contemporánea española, exhibiéndose una antología de textos azorinianos; pero la muestra también refleja su faceta como periodista, autor teatral, cuentista, crítico cinematográfico y cronista parlamentario.

Como periodista, Azorín escribió más de 6.000 artículos, en los que destaca su prosa clara, concisa y poética. Redactó la primera crónica telegráfica para un periódico desde el extranjero y, con su labor de cronista de las Cortes Españolas, realizó una de las grandes aportaciones al periodismo del siglo XX.

También fue crítico de cine, un arte en el cual Azorín dijo encontrar dos cosas: ''La explicación del tiempo y la comunicación, lícita, con el resto del mundo''.

Del mismo modo, y aunque se trate de una faceta menos reconocida, fue uno de los artífices de la renovación del teatro español. ''Creo que mi teatro, tan combatido, es superior, muy superior a muchas, muchísimas de las obras muy aplaudidas en estos tiempos. Esas obras no pueden ya leerse, y mi teatro, que se representará en lo por venir, resiste a la lectura'', escribió el autor.