Agricultura

Desarrollan con restos vegetales un sustituto para el plástico agrícola

El Imida usa residuos reciclados para fabricar este hidroacolchado que cuando se degrada acaba transformándose en nutrientes naturales para los cultivos

Imagen en una finca de Torre Pacheco del compuesto que evitará el uso de plástico.

Imagen en una finca de Torre Pacheco del compuesto que evitará el uso de plástico. / CARM

Jose Antonio Sánchez

Jose Antonio Sánchez

Sostenibilidad medioambiental, reaprovechamiento, reciclaje y economía circular. Y todo en un mismo concepto: hidroacolchado. Aunque el término puede dejar indiferente a cualquier persona que desconozca las líneas de trabajo del Instituto Murciano de Investigación y Desarrollo Agrario y Medioambiental (Imida), la realidad es que gracias a restos vegetales se ha desarrollado una solución para sustituir al plástico en los campos. Un nuevo material que evitará la imagen de los interminables caminos de plástico y con la contaminación que estos provocan, tras su uso, en la tierra.

Supone el adiós a los microplásticos porque, cuando este nuevo material se degrada, se desintegra en el terreno y acaba sirviendo de nutrientes naturales para las plantaciones. Lo que en términos estratégicos se conoce como un win-win, es decir, todos ganan. «Se trata de un sustitutivo del plástico y que utiliza diversos restos vegetales para su fabricación, por lo que cuando se degrada se convierte en nutrientes naturales para los cultivos» , asegura Andrés Martínez, director del Imida.

El hidroacolchado está basado en formulaciones derivadas de residuos reciclados. Los restos vegetales en estudio son de cultivos de pimiento, alcachofa, melón, tomate, restos de poda de melocotón, limonero, naranjo, almendro y vid. Así que los derivados de estos residuos generan un compuesto más sostenible, más eficiente, que aumenta la rentabilidad y productividad de los cultivos, según el director del Imida: «Se ha constatado que hay una reducción en el consumo de insumos, entre los que destaca el aporte de nutrientes a la planta por fertirrigación, la disminución del consumo de agua o la aplicación de herbicidas, por lo que es más sostenible y respetuoso con el medio ambiente».

«Además, ha demostrado que aumenta la producción, la precocidad de los cultivos y, por tanto, el incremento de la rentabilidad», añade Andrés Martínez.

Este organismo, dependiente de la Consejería de Agua, Agricultura, Ganadería y Pesca, añade que este nuevo compuesto provoca el descenso en el consumo de agua y el aumento en la precocidad gracias al efecto barrera del hidroacolchado que, conforme comienza a degradarse a lo largo del ciclo del cultivo, va generando progresivamente un aporte de nutrientes al suelo que están disponibles para la planta que los absorbe por las raíces.

A esto hay que añadir que, al ser orgánico, cuando termina el cultivo, se puede enterrar y mejorar la calidad del suelo, tanto mineral como de la microbiota.

Una solución para el Levante

«El hidroacolchado contribuye a aportar una solución eficiente en zonas semiáridas como el Levante, ya que el acolchado de plástico tradicional hay que retirarlo del suelo, tiene un coste y pueden quedar restos. Y los nuevos materiales de acolchados biodegradables tienen otro problema en la región de Murcia, ya que para su degradación es necesaria humedad, y esta zona del sureste español tiene escasas pluviometrías. En consecuencia, la degradación es lenta», apunta Josefa López-Marín, investigadora del Equipo de Horticultura del Imida.

La científica remarca que para el agricultor supone también ahorro de tiempo y dedicación. No tiene que retirarse, como sí había que hacer con los plásticos que se utilizaban hasta ahora, por lo que se reducen los costes de retirada: «Con el hidroacolchado se puede arar directamente la tierra».

«Con este proyecto se reafirma el liderazgo de la Región de Murcia en la investigación y la aplicación del conocimiento científico para mejorar la actividad agraria, ofreciendo los resultados a los agricultores de forma que los puedan aplicar en sus cultivos y obtener los numerosos beneficios», setencia la consejera del ramo, Sara Rubira.

Autofabricación

Esta nueva técnica se puede aplicar a los cultivos de la Región, como la lechuga, el brócoli o el melón, pero también para frutales o cítricos. Tiene beneficios para el agricultor que podrá, además, fabricar su propio hidroacolchado. López-Marín explica que la línea de investigación la iniciaron en 2017. Se estudió con éxito la aplicación líquida del hidroacolchado para el control de malas hierbas y el ahorro de agua de riego en cultivo de alcachofa: «Además de que conseguíamos mejorar el suelo y la aportación de nutrientes a la planta, mediante la degradación de estos acolchados orgánicos». Reportó que su utilización disminuyó el uso de fertilizantes químicos, dado que «el propio hidroacolchado aporta los nutrientes conforme se degradando a lo largo del ciclo de cultivo y reincorporándolo al terreno una vez finalizado».

López-Marín relata que actualmente están desarrollando en la finca Torreblanca, en Dolores de Torre Pacheco, un proyecto en el que realizan mezclas para los hidroacolchados de restos hortícolas procedentes de cultivos de la zona, con los que pretenden, además, reducir las emisiones de CO2 y la contaminación. «Recientemente hemos firmado un acuerdo con una sociedad cooperativa para aplicar esta solución al sector, en este caso a la producción de brócoli y lechugas, por lo que ya estamos transfiriendo esta solución de base científica al sector», concluye.

El Imida investiga esta alternativa al acolchado de plástico de polietileno mediante dos proyectos de investigación: Nuevos hidroacolchados como alternativa al uso de plásticos en cultivos hortícolas para control de malas hierbas y mejora del uso eficiente de agua, financiado por Ministerio de Ciencia e Innovación; y el proyecto Agroalnext Circularidad de nutrientes, reducción de insumos y residuos, financiado por la Unión Europea-NextGeneration EU y la Comunidad Autónoma de Murcia, a través de la Fundación Séneca.