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Sara Gómez debió haber sido operada al llegar al hospital donde murió

El forense encargado de la autopsia considera que pudo someterse a una cirugía de control dada la gravedad de su estado tras hacerse la lipoescultura

Pancartas y mensajes en recuerdo de Sara.

Pancartas y mensajes en recuerdo de Sara. / Loyola Pérez de Villegas

EFE

El médico forense que realizó la autopsia al cadáver de Sara Gómez, la mujer que falleció en enero de 2022 en un hospital de Cartagena tras haber sido sometida un mes antes a una operación de lipoescultura en una clínica, ha reiterado que dada la situación «extremadamente grave» que presentaba debió haber sido sometida a una cirugía de control de daños nada más llegar a dicho centro y no esperar varios días.

Esa afirmación se contiene en el documento en el que se da respuesta a las preguntas que le hicieron las partes del proceso para que concretara o precisara ciertos extremos contenidos en su informe de autopsia.

Reitera el forense que esa operación debió haberse hecho al llegar al hospital «o bien en las primeras horas, ya que esa cirugía puede salvar la vida del paciente politraumatizado grave, con lesiones intraabdominales y hemorragia, y está indicada en el contexto de un trauma grave con riesgo o ante la presencia de acidosis, hipotermia y coagulopatía».

Y añade que «se trata de una intervención quirúrgica rápida y provisional a la espera de una mejor situación hemodinámica del paciente para realizar todo el proceso de forma definitiva».

En respuesta a otra pregunta, expone que existen varios métodos para tratar el lipoaspirado y que en este caso se desconoce cuál se utilizó, ya que no hay referencia a ello en ningún documento, y añade que ninguno esteriliza la grasa a inyectar, por lo que si esta se encuentra contaminada por cualquier motivo, como perforaciones intestinales, se pueden trasladar, eventualmente, microorganismo a la zona del injerto.

«De hecho -añade el informe-, en los orificios practicados en la región lumbar de la paciente persiste durante todo el proceso un drenaje de material seroso y purulento». Para el informante, es posible deducir que la contaminación provenía del lipoaspirado que ya se encontraba contaminado con motivo de las perforaciones intestinales sufridas durante la intervención. En una resolución reciente del juzgado de Instrucción que investiga al cirujano que practicó la lipoescultura y al anestesista, la magistrada señaló que no descartaba llamar, también como investigados, a los facultativos que atendieron a Sara en el hospital al que fue trasladada tras aquella operación, pero dejó para un momento posterior una decisión al respecto.