Medio Ambiente

Un nuevo estudio afirma que el trasvase del Tajo es inviable

Las perspectivas son poco halagüeñas para el corto y medio plazo debido al cambio climático, a la progresiva escasez de caudal y a los costes económicos que implican estas operaciones

Imagen de una de las conducciones del Trasvases Tajo-Segura, el cual cuestionan algunos expertos.

Imagen de una de las conducciones del Trasvases Tajo-Segura, el cual cuestionan algunos expertos. / EUROPA PRESS

Joan Lluís Ferrer

Joan Lluís Ferrer

Las perspectivas de trasvases de agua como el Tajo-Segura son poco halagüeñas para el corto y medio plazo, debido al cambio climático, a la progresiva escasez de caudal y a los costes económicos que implican estas operaciones. Esta es la conclusión del informe publicado por tres expertos españoles de la Universidad de Zaragoza en la revista Estudios sobre la Economía Española, con el título ‘La situación y perspectivas de los recursos hídricos en España’.

Partiendo de la base de que «los daños de sequía en España son los mayores de la Unión Europea» a causa del calentamiento global, el estudio indica que este fenómeno reducirá la disponibilidad de agua en el Duero y el Tajo entre el 14% y el 25%”, según cuál sea la cantidad de emisiones de CO2 que vaya a producirse a partir de ahora.

En realidad, según los autores (José Albiac, Encarna Esteban y Safa Baccour), en España «la única cuenca con caudal suficiente para realizar trasvases intercuencas es la del Ebro. Las cuencas del Duero y del Tajo también tienen caudales significativos, pero la disponibilidad de agua para trasvase queda reducida por el Convenio de la Albufeira, que obliga a entregar a Portugal un caudal mínimo de 3.800 hm3 en el Duero y 2.700 hm2 en el Tajo».

No hay agua para mandar

La disponibilidad que queda tras ello «deja poco margen para trasvases intercuencas», y menos aún a partir de ahora, con sequías cada vez más frecuentes e intensas en la Península Ibérica, que impedirán las exportaciones de agua.

Además, dichas exportaciones limitan la futura expansión de las actividades económicas de las regiones que ceden agua y ponen en peligro los ecosistemas, al perder sus caudales.

Al analizar la posibilidad de acometer un trasvase desde el río Ebro, el estudio de Albiac y sus colegas de la Universidad de Zaragoza indica que dicho trasvase debería destinarse a las cuencas con mayor escasez, como son las del Júcar, Segura, Mediterránea Andaluza y Guadalquivir.

Sin embargo, los autores manifiestan que existe un problema económico, porque «el coste de trasvases supera, a partir de Alicante (0,56 euros/m3) el coste de desalación marina (0,50 euros)», por lo que solo tendría sentido trasvasar unos 200 m3 a Castellón y Valencia, pero no a Alicante.

«No tendría sentido»

«Tampoco tendría sentido trasvasar agua del Ebro a las cuencas del Segura, Mediterránea Andaluza y Guadalquivir, porque el coste del trasvase se acerca a 1 euro/m3 en el Segura y supera 1 euro/m3 en las cuencas Mediterránea Andaluza y Guadalquivir», añade el informe. La reducción de las extracciones subterráneas en los cultivos menos rentables o en el regadío sería la alternativa en algunos lugares de la cuenca del Júcar.

Por otro lado, hay que tener en cuenta, según destaca el citado estudio, que «un trasvase intercuencas disminuye el beneficio social de la cuenca cedente, por lo que una condición para los trasvases es que aumente el beneficio social conjunto de cuencas cedentes y receptoras».

«No son la mejor solución para una gestión sostenible del agua»

«En todo caso, los grandes trasvases intercuencas no parecen la mejor solución para promover la gestión sostenible del agua en las cuencas. Estos trasvases favorecen a las cuencas en que los grupos de usuarios han llevado a cabo una expansión descontrolada de extracciones de agua, basadas en la ampliación de regadíos sin cobertura legal, que han provocado una severa degradación medioambiental. Por el contrario, perjudican a las cuencas en que los grupos de usuarios han conseguido una mayor sostenibilidad en el uso de recursos, así como el mantenimiento de los caudales medioambientales», afirma el artículo.

Frente a todo ello, los autores defienden la cooperación institucional como forma de gestionar adecuadamente el agua y ponen como ejemplo de ello a la cuenca del Júcar, con buenos resultados económicos y medioambientales.

Pero, a pesar de la necesaria cooperación institucional en España, «las extracciones de agua en las cuencas han seguido aumentando».

Exceso de regadíos

«La sociedad española y los responsables políticos priorizan la expansión de la oferta de agua sobre la protección de los recursos hídricos y los ecosistemas dependientes», y pone como ejemplo la ley para legalizar los pozos ilegales de Doñana, en Andalucía.

El exceso de la superficie de regadío tiene la culpa: «La creciente escasez es consecuencia de la enorme expansión del regadío y la falta de control de la sobreexplotación de acuíferos en las confederaciones de estas cuencas», resalta el estudio, que aboga por una reasignación de agua entre los diferentes sectores y la protección de los caudales medioambientales.