Ni son despistados, ni son vagos, ni groseros ni agresivos. El trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad (TDAH) puede pasar inadvertido y hasta no hace muchos años las personas que padecen esta afección crónica han encontrado el ostracismo en una importante parte de los servicios sanitarios, de atención social y educativos. Esto ha cambiado. El tratamiento farmacológico controlado desde los servicios de psiquiatría y salud mental se combina con terapias cognitivo-conductuales.

En conjunto, se impulsa la psicoeducación para trabajar con estas personas, ya que este trastorno provoca una maduración tardía del cerebro. Esto provoca dificultades de aprendizaje asociadas al sistema ejecutivo: hay un déficit de atención, una inhibición de la conducta, la memoria se ve afectada y hay problemas en la fluidez verbal, la planificación y la organización. El TDAH tiene dos formas de manifestarse: con una falta de atención o un comportamiento hiperactivo o impulsivo. Estos síntomas generan problemas de adaptación.

En la Región de Murcia, este curso la Consejería de Educación señala que hay 1.685 alumnos matriculados en enseñanzas de la etapa escolar y que sufren este trastorno. 488 cursan Educación Primaria, 651 están en la Educación Secundaria Obligatoria, 161 en Bachillerato y 380 en enseñanzas de FP. Todos ellos asisten a centros ordinarios y son atendidos por tutores, maestros y profesores, al tiempo que reciben la atención de los equipos de apoyo a la diversidad y los servicios de orientación educativa, así como el profesorado especialista en Pedagogía Terapéutica y Audición y Lenguaje.

El TDAH se manifiesta como discapacidad limitante. Un trastorno complejo y limitante que, pese a las dificultades, se pueden encontrar muchas cualidades en quienes los sufren: «aptitudes no rencorosas, espontáneas, colaborativas, que con el tratamiento adecuado pueden funcionar y llevar una vida normalizada», señala Laura Saura, psicóloga y terapeuta en la sede de Molina de Segura de la Asociación de Ayuda al Déficit de Atención con más o menos Hiperactividad en la Región de Murcia.

Protocolo de actuación entre Salud y Educación

La respuesta al alumnado con necesidades específicas derivadas de TDAH requiere de un conjunto de actuaciones entre los ámbitos sanitario y educativo. Es muy importante para los expertos el diagnóstico temprano del trastorno y disponer de las medidas personalizadas para cada alumno. En la Región existe un protocolo de coordinación para la detección y diagnóstico del TDAH en niños en edad escolar. Desde la sospecha inicial por parte de los servicios de orientación educativa, hasta la confirmación del diagnóstico por los servicios de salud mental infanto-juvenil, este alumnado es valorado y atendido por un conjunto de profesionales de los servicios de pediatría, neuropediatría y de educación.

En esta entidad de apoyo se trabaja de forma individual o grupal para incidir en la vida personal, escolar y social de los usuarios. Las edades de la población que son atendidas son entre 6 a 50 años aproximadamente; con una media de 10 años. Existe una coordinación con tutores en centros educativos y se imparten charlas en centros escolares y jornadas de sensibilización para la población. Este jueves, señala la psicóloga, Día Nacional de TDAH en España, «sensibilizar, visibilizar y normalizar que este trastorno es para toda la vida».

Acceso temprano a las drogas

La hiperactividad, explica la psiquiatra del Hospital Virgen de la Arrixaca de Murcia y profesora asociada de la Universidad de Murcia, Mercedes Sánchez de las Matas, no está siempre presente en todos los casos y esta suele ir mejorando con el adecuado tratamiento: «Lo que persiste es la impulsividad y la falta de atención». En el inicio de la adolescencia estos comportamientos generan problemas, como conflictos con los compañeros de clase e incluso un acceso más temprano a drogas o alcohol. La especialista apunta también a casos de conductas sexuales inapropiadas o situaciones que acaban en accidentes de tráfico.

Este trastorno no desaparece de forma natural. La familia, la escuela y los profesionales de la salud «deben enseñar a conducir a los menores hacia una personalidad estable y responsable, teniendo en cuenta que independientemente del tratamiento y apoyo recibido, la persona con TDAH tendrá un cierto nivel de dificultad para ejecutar la información que ya sabe». Sánchez de las Matas apunta que los tratamientos farmacológicos son los que más ayudan en los casos moderados y graves.