La Región no ha conseguido superar el impacto de la crisis de 2008. La productividad de la economía murciana se sitúa a la cola de las provincias españolas. En las dos primeras décadas del siglo XXI el PIB por asalariado ha retrocedido 18 puestos y ha quedado relegado a la posición 49, a pesar del crecimiento que se ha producido en este periodo, según un estudio realizado por el Instituto de Estudios Económicos de Alicante (Ineca).

Esta institución ha cruzado los datos del PIB con el número de asalariados que tenían las empresas para conocer la evolución que se ha producido y los cambios en el ranking de las provincias españolas.

En el año 2000 cada asalariado aportaba al PIB de la Región 36.040 euros, lo que situaba a Murcia en el puesto 31 de la lista. En 2019 la aportación por trabajador había aumentado hasta los 51.233 euros, lo que supone un incremento de 15.143 euros.

Sin embargo, Murcia ha quedado relegada al puesto 49 en la lista de las 52 provincias españolas, con una aportación casi 10.000 euros por debajo de la media nacional. Sólo Málaga, Badajoz y Córdoba se sitúan por detrás.

Por el contrario, hay provincias que han pasado de los últimos puestos al pelotón de cabeza. Orense, por ejemplo, ha subido del 48 al 13.

El primer puesto lo ocupa Tarragona, con un PIB por asalariado de 73.599 euros, que supera incluso al de Madrid y al de las provincias del País Vasco.

La Región se queda a una distancia de 22.366 euros de la más rica.

Aunque el cuadro muestra que las provincias menos pobladas también registran una evolución más favorable, debido en parte al efecto estadístico inducido por menor número de trabajadores que tienen ocupados, el resultado de la comparación arroja un claro retroceso en el caso de Murcia, que se ve especialmente castigada por la configuración de su economía.

La Región partía en el año 2000 con un PIB de 15.200 millones, que prácticamente había logrado duplicar en 2008.

Sin embargo, a partir de entonces se produjo una caída provocada por la crisis inmobiliaria que hizo necesaria casi una década para recuperar las cifras anteriores al cataclismo. La economía regional no consiguió recuperar los 30.000 millones de 2008 hasta 2017.

En 2019, pese a los buenos resultados que mostraban los indicadores, la Región seguía arrastrando las consecuencia de la recesión. El PIB alcanzó los 32.300 millones de euros, pero la estructura productiva seguía marcada por la recesión.

El empleo también había superado ya las cifras de 2008, aunque la distribución de los puestos de trabajo entre los distintos sectores resultaba muy distinta, dado que la construcción se había quedado prácticamente sin actividad.

De hecho, la Región no ha logrado todavía recuperar el empleo que llegó a tener este sector .

Aún sigue teniendo un 40% de los ocupados que llegó a alcanzar en los momentos de mayor actividad, cuando superaba los 100.000 ocupados.

Sin embargo, la agricultura ha ganado protagonismo. Entre 2008 y 2019 el peso del empleo asalariado del campo había pasado del 8,1% al 11%, lo que revela la expansión que tenido la agricultura intensiva.

También el sector servicios ha ganado peso tras la crisis y en 2019 empleaba al 69% de los trabajadores, diez puntos más que en 2008, aunque en este periodo se han perdido también empleos mejor pagados, como los de la banca, mientras que se ha incrementado la ocupación en la hostelería.

Por el contrario, el sector industrial, que también ofrece un empleo mejor pagado y más estable, ha bajado del 17% al 14,5% .

Distribución del PIB por asalariado por provincias. L.O.

El bloqueo de los convenios también cuenta  

Los sindicatos apuntan que la pérdida de productividad de la economía regional está motivada en parte por el peso que ha adquirido el sector primario en las últimas décadas, dado que la agricultura no supera el salario mínimo y, además, siguen dependiendo de las campañas. Los secretarios generales de CC OO y UGT, Santiago Navarro y Antonio Jiménez, respectivamente, dan por hecho que el avance del sector agrario es una de las causas que influyen en el retroceso de la productividad de los trabajadores murcianos.

Santiago Navarro apunta igualmente que el elevado número de convenios «colectivos caducados»  también contribuye a reducir la aportación de los trabajadores a la economía regional, dado que en la última década se ha ensanchando la brecha respecto a las demás comunidades autónomas. El sector de la hostelería es uno de los más representativos a su juicio. Destaca también la incidencia que tiene la evolución de la industria, que ofrece salarios más altos, y reclama «una nueva Estrategia del Empleo de Calidad» para tratar de atajar el retroceso que está produciéndose.

También Antonio Jiménez indica que «el desbloqueo de la negociación colectiva» ayudaría a frenar la caída que viene experimentando la Región en relación a las demás provincias. El secretario general de UGT añade que también «habría que revisar los datos de la economía sumergida», una de las causas que pueden estar detrás de la evolución negativa que muestra la Región.