La Opinión de Murcia

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Entrevista

Campuzano: "Sufrí acoso de mi propio grupo, que creyó que la Consejería era suya"

La diputada díscola de Vox cuenta su versión del conflicto con sus compañeros de Asamblea, que acabó con el Gobierno regional retirándole las competencias de Cultura: "No he hecho otra cosa más que defender la buena gestión frente al amiguismo"

Mabel Campuzano.

Dice que no es política ni pretende serlo, pero la consejera de Educación tendría espacio para unas memorias si contara todo lo que ha vivido desde que fue elegida diputada en la Asamblea. Las últimas portadas que ocupó en la prensa se deben al duro enfrentamiento que tuvo con sus compañeros del Grupo Parlamentario Vox en la Asamblea Regional; un conflicto que hizo peligrar la mayoría adquirida por el PP para sostener a Fernando López Miras en la presidencia del Gobierno. Hoy cuenta cómo llegó hasta ese punto.

Nadie esperaba una fractura en el Grupo Parlamentario Vox como la que vimos hace unas semanas.

Las relaciones personales se estropean, por desgracia, muy rápidamente cuando entro en la Consejería de Educación y Cultura. Preparé un equipo, el mejor que pude, pero ellos, desde la Asamblea, quisieron dirigir la Consejería e intervenir en las decisiones. Eso es inviable porque no están y no conocen los temas; igual que yo no entro en sus labores porque ya no estoy tan presente en el Grupo Parlamentario.

Y empezaron los problemas.

Tuve una oposición interna y sufrí acoso en mis decisiones por parte de mi grupo; más, incluso, que por parte de la oposición o por parte del Gobierno regional, que nunca se ha inmiscuido en mi trabajo como consejera.

Me imaginaba el papel de Juan José Liarte más mediador.

Liarte es muy fino y relamido a la hora de hablar y parece otra cosa, pero los hechos son los hechos.

Desde fuera llama la atención ver a unos diputados inmiscuyéndose en los asuntos de una Consejería.

Es que nunca han entendido lo que era la Consejería. Cuando llegué, también tuve que darme cuenta de lo que era esto y darme cuenta de que no tiene nada que ver el Ejecutivo con el Legislativo. Cada uno tiene su puesto, su papel y su forma de trabajar. Ellos siguen sin entenderlo.

¿Qué buscaban exactamente: influir en políticas, enchufar a amigos...?

Ellos nunca han traído propuestas. Les pasé algunas iniciativas por si querían participar en su elaboración y nunca hubo respuesta. A posteriori, dijeron que había descafeinado el pin parental, pero fue algo que también hablé con ellos. Yo creo que se sentían fuera, pero gestionar una Consejería es tomar decisiones todos los días sobre temas en los que se está trabajando. Ellos no estaban aquí. Su obsesión era que la Consejería pertenecía al Grupo Parlamentario Vox y no se dan cuenta de que no es así; la Consejería es de los murcianos.

También tuvo problemas con alguno de los trabajadores que le impusieron.

El equipo de Educación funciona perfectamente. Francisco Carrera, sin embargo, eligió al director general del ICA (Instituto de Industrias Culturales y de las Artés), Ramón Palazón, que era amigo suyo y su antiguo jefe en la Oficina de Congresos del Ayuntamiento de Murcia. Desde el primer momento, no funcionó. Al principio, no sabía si era por ineptitud o por maldad, pero eran las dos cosas.

"Al principio, no sabía si Palazón no funcionaba por ineptitud o por maldad; eran las dos cosas"

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¿Rendía cuentas con otra persona?

Conmigo no lo hacía, desde luego. Hubo opacidad y deslealtad. No puedo responder ante una persona que no sé lo que está haciendo. Lo hablé con Francisco Carrera y siempre fue motivo de fricción.

¿Cuándo decide que tiene que sacarlo de la Consejería?

En octubre hablé con el Gobierno, pero me dijeron que esperase a que se aprobaran los presupuestos porque temían que Carrera pudiera hacer algo. Eso hice. Una vez aprobados, pedí el cese y saltó la crisis.

Además, le costó irse.

Tras cesarle, dijo que no se iba y se quedó quince días ahí sentado.

¿No habló con ellos en ese momento?

No. El Gobierno intentó calmar a Carrera y solucionar el problema.

La solución pasó por dejarla sin Cultura.

Acepté por responsabilidad y en aras de garantizar la estabilidad del Gobierno, pero puse la condición de que Ramón Palazón saliera de allí. Mi línea roja es mi dignidad. No he hecho otra cosa más que defender la buena gestión, tanto en Educación como en Cultura, frente al amiguismo.

No le dolió la partición.

Estoy tranquila porque mi equipo siguió trabajando. Teníamos una planificación cultural para cuando llegara el momento y ahora intentaremos adaptar esos proyectos para sacarlos a través de Educación, con los centros.

¿Y ahora cómo es la relación con sus compañeros en el Grupo Vox?

Educada.

Supongo que en Educación ya no tienen ninguna mano.

No.

La siguen teniendo en el departamento de Cultura.

Han nombrado a los directores generales, pero eso ya es cosa de otro consejero.

Para ser una novata en 2019, le han tocado vivir muchas cosas en política. ¿Desencantada?

Ha habido muchos terremotos y sucesos bastante desagradables, pero no estoy desencantada; al contrario, estoy disfrutando mucho en la Consejería. Tengo un equipo técnico inmejorable que me permite gestionar y desarrollar proyectos que me satisfacen mucho.

Pedro Sánchez le quiere hacer un cordón sanitario. Se ofreció al PP a hacérselo a Vox en Castilla y León si antes la sacaban del Gobierno aquí.

A mí lo que diga el presidente Sánchez me trae sin cuidado, la verdad.

¿Se siente segura con el Partido Popular en el Gobierno?

Sí.

"A mí lo que diga Sánchez me trae sin cuidado"

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Un tribunal dijo que siempre ha sido parte de Vox. No le cambiaría la vida tras oír la sentencia, supongo.

No. Lo único que quería era reivindicar mi honor porque nos acusaban de cosas que eran falsas. Quienes actuaron mal fueron ellos. Por supuesto, yo no quiero pertenecer a Vox, precisamente, porque los conozco desde dentro. Despertaron una ilusión en este país y, al final, es un completo desengaño.

En todas las casas cuecen habas, mire cómo está el PP.

Yo creo que puede ser una oportunidad para el Partido Popular. Si, al revés de lo que hizo Mariano Rajoy, que expulsó a los conservadores, lo que hacen ahora es pedir que vuelvan, sería el mejor futuro para España y volverían a gobernar. Así Vox volvería a ser un partido residual con cuatro descerebrados y la verdadera extrema derecha.

¿Reconoce ahora que Vox es extrema derecha?

Vox no se sabe lo que es. Tiene de todo ahí metido porque carece de un ideario bien definido. Cada uno de los afiliados cree que el partido es lo que él piensa. Es una formación que no ha demostrado lo que es porque todavía no ha gobernado. Podíamos haberlo conseguido en las negociaciones de investidura, pero entonces no quisieron. El peligro está al gobernar, solo hay que ver a Ciudadanos y Podemos.

¿Había nervios en los consejeros del PP en el último Consejo de Gobierno?

Qué va. Yo veo mucho compañerismo y muy buen ambiente. Lo que más agradezco es que me dejen trabajar. Reconozco que no pensé que me fuera a ir tan bien en el Ejecutivo.

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