Correos ofrece a casi 300.000 habitantes de la Región la posibilidad de pagar impuestos a través de sus oficinas postales. Los vecinos de Las Torres de Cotillas, Yecla y La Unión son los primeros que han empezado a disponer de este servicio. Correos ya ha firmado acuerdos con los ayuntamientos de estos tres municipios y también con el Consistorio de Cartagena, aunque este último todavía no está operativo. Esta iniciativa va destinada especialmente a los usuarios de las pedanías y de los núcleos de población más pequeños que carecen de entidades bancarias, por lo que tienen que desplazarse a otras localidades para abonar sus recibos. El abanico de servicios que ofrecerán los carteros rurales se ampliará antes de final de año, cuando se incorpore también el pago del recibo de la luz o la venta de sellos, entre otros productos.

De momento, más de 290.000 habitantes de los cuatro municipios que han firmado acuerdos con Correos podrán abonar los tributos municipales durante el horario de apertura de las oficinas postales, de lunes a viernes de 8.30 a 14.30 horas.

Según explicaron fuentes de Correos, utilizando la infraestructura del giro postal, «los ciudadanos pueden realizar sus pagos a las empresas y organismos públicos adheridos al servicio, en cualquier oficina informatizada», de las 65 que existen en la Región.

El organismo o la empresa destinataria recibirá en su cuenta los pagos realizados en un plazo de 72 horas, junto con la información necesaria para contabilizar la operación y registrarla.

«En el caso de los pagos para organismos públicos, se puede incluir un código de barras en el recibo con toda la información . De esta manera, la transacción se cargará en el sistema de forma automática y se mejorará la eficiencia general del procedimiento, tanto para el usuario como para el cliente a la hora de recibir la información del pago».

Correos también ha anunciado que antes de final de año los carteros rurales incorporarán a sus funciones habituales «el cobro de recibos de servicios como la luz, el gas o el teléfono con tarjeta bancaria», mediante dispositivos electrónicos.

Los usuarios también podrán comprar desde su casa «sellos, sobres prefranqueados y acolchados, así como embalajes de diferentes tamaños para acondicionar sus paquetes y enviarlos utilizando la tarifa plana estándar de paquetería de Correos».

Según anunció la entidad en un comunicado, «tras los buenos resultados de las experiencias realizadas en las provincias de Jaén y Lugo, 6.400 personas que trabajan en el reparto rural podrán ofrecer en el mismo domicilio muchos de los servicios que hasta ahora solo se prestaban en las oficinas o en la tienda online de Correos».

Fuentes de este organismo autónomo indicaron que «la buena acogida obtenida por parte de los ciudadanos en las localidades atendidas de ambas provincias ha motivado la decisión de Correos de ampliar esta iniciativa a todo el país a lo largo de 2021».

El objetivo es «incrementar sus servicios al mundo rural» en toda la geografía nacional. Estas iniciativas están acercando a las personas de más edad y con mayores dificultades para incorporarse al mundo digital servicios que los vecinos han ido perdiendo a medida que se cerraban sucursales bancarias y desaparecían las oficinas de referencia de las compañías de suministros. Los municipios y los núcleos de población más aislados que están sufriendo las consecuencias de la exclusión financiera encuentran en este tipo de servicios una alternativa para resolver gestiones cotidianas sin necesidad de desplazarse a otras localidades mejor dotadas de servicios

Correos también ha empezado a instalar cajeros automáticos en sus oficinas y ha firmado un acuerdo con el Banco Santander para la puesta en marcha del servicio CorreosCash, que funciona en 65 oficinas postales y en 40 puntos de atención rural de la Región, permitiendo, además, el reparto del dinero a domicilio.

Las nuevas funciones del servicio postal en todos los pueblos y pedanías de la Región que sufren las consecuencias del abandono y las malas comunicaciones, al igual que las comunidades que forman parte de la llamada ‘España vacía’, han transformado la labor que desarrollan los empleados públicos, que han pasado de repartir cartas y telegramas a distribuir todo tipo de productos.