Los salones de juego de la Región de Murcia se han convertido en uno de los lugares preferidos de los amigos de lo ajeno para dar 'palos'. En un momento en el que este tipo de negocios están más que cuestionados por buena parte de la sociedad (por los casos de ludopatía que se están dando entre jóvenes, incluso menores), los amigos de lo ajeno los vienen eligiendo para actuar, especialmente de noche y de madrugada.

Suelen asaltar salones en momentos en los que no hay mucha gente en su interior. Además, a esas horas, en el momento de escapar, también suele haber en la calle menos viandantes, esto es, menos testigos.

Aunque este tipo de establecimientos cuenta, habitualmente, con cámaras de seguridad, los ladrones son conscientes de ello y toman precauciones: suelen ir encapuchados. La declaración de los testigos del asalto resulta entonces clave: ellos les han visto la cara (cuando solo llevan capucha, no pasamontañas en sí), y suelen ser requeridos en dependencias policiales, para ver si identificar a los cacos en cuestión entre las fotos de sujetos ya fichados.

«Lo hacen básicamente porque es fácil, no por el botín», explican profesionales de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado en la Región, que confirman que existe un repunte de los atracos en este tipo de locales.

Ha habido bandas que se llevaban las máquinas enteras. Ahora no solo atracan el establecimiento y se llevan el dinero que haya en metálico en la caja o en las máquinas: también quitan sus pertenencias a los clientes.

Así las cosas, los investigadores del Cuerpo Nacional de Policía redoblan sus esfuerzos para tratar de localizar a estos individuos que están sembrando el pánico por las noches.

La semana pasada, dos sujetos asaltaban a punta de pistola y de cuchillo un salón de juegos ubicado en Murcia. Ambos sospechosos vestían de negro, llevaban capuchas y se habían puesto guantes, para no dejar huellas dactilares. La Policía anda detrás de ellos.

Hace unos meses, asimismo, otros dos individuos asaltaron dos salones de juego de Murcia y dieron una paliza a uno de los camareros. Entonces, en el establecimiento entraron dos sujetos, vestidos de negro, que cubrían sus rostros con cascos de moto. Es el mismo método que empleaban aquellos atracadores de gasolineras del litoral murciano a los que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad habían cogido hacía apenas unos días. En vez de capucha o pasamontañas, casco.

Y estos, en concreto, no dudaron en emplear la violencia. Durante el asalto, los ladrones arremetieron físicamente contra uno de los camareros. En concreto, le dieron con la culata de una pistola y le hirieron en un brazo. También le golpearon y, poniéndole la pistola en la cabeza, lo obligaron a abrir la caja.