Funcionarios de prisiones que trabajan en la cárcel de Campos del Río han encontrado en los últimos días en poder de los reos pinchos, teléfonos móviles muy pequeños y hasta una máquina de tatuar que los propios internos fabricaron, empleando materiales que consiguen en el economato.

En concreto, estos objetos fueron localizados en el módulo 8 de la citada penitenciaría.

«Tienen facilidad para convertir cualquier cosa en un arma o un objeto prohibido», destacan desde la asociación Tu Abandono Me Puede Matar. Respecto a la máquina de tatuar, ponen el acento en que la hacen «con unas pilas, un cassette y el cableado, más unas agujas que pillen por ahí y un poco de celo del economato. Lo hacen relativamente rápido y es bastante habitual, con el peligro que lleva».

Emplean la funda de un bolígrafo, dentro echan la tinta y les enganchan un motor que hace que suba y baje la aguja. Tatúan en la misma celda y en una zona del patio en la que no hay cámaras.

Esta máquina en concreto fue localizada cuando un interno fue pillado in fraganti en el aseo del patio, tatuando a otro. La máquina se destruye, tal y como manda el protocolo a seguir.

«El pincho, igual. Una varilla y un mechero es suficiente para fabricar un arma, para intimidar y para poder, en un momento determinado, agredir a un interno o a un funcionario», detallan desde la citada asociación.

En cuanto a la máquina de tatuar, ponen el acento en el «riesgo de accidente biológico», ya que entre los presos hay bastante «gente con enfermedades como sida y hepatitis». Tratar con ellos sin las medidas adecuadas supone un peligro para los trabajadores de Campos del Río, apunta la asociación.

En este sentido, desde el colectivo se refieren a los «guantes que nos entrega la Administración para realizar cacheos: cuando hacemos requisas, nos hemos llegado a pinchar con una aguja de estas y hay compañeros que están seis meses asustados, hasta que les dicen que no tienen ningún tipo de contagio ni enfermedad».

«Pedimos guantes decentes»

«Pedimos unos guantes decentes para cachear. Ni más ni menos», aseveran al respecto. Desde la asociación Tu Abandono Me Puede Matar llevan tiempo reclamando que los trabajadores de prisiones sean reconocidos como agentes de la autoridad, cosa que ahora mismo no pasa. También ponen el acento en la importancia de contar con unas retribuciones dignas. Quieren más «medios materiales y humanos para poder trabajar en unas condiciones decentes».