No cabía una persona más, ni tampoco ninguna bandera española más. Jóvenes, familias, mayores, también niños e incluso una pareja de venezolanos -afincada en Totana desde hace 20 años- abarrotaron el salón de actos del Hotel Nelva, que quedó desbordado -con asistentes escuchando en el hall- al completar su aforo (900 personas sentadas, 300 de pie, según fuentes de Vox) para escuchar in situ las palabras del presidente de Vox, Santiago Abascal, y del exfuncionario de prisiones secuestrado por ETA y fundador del partido, José Ortega Lara. Mientras esperaban su llegada, se escucharon varios «viva España» y «viva el rey», y se corearon cánticos como «yo soy español».

Intervino primero el líder de Vox en la Región, Pascual Salvador -que anunció que son más de 800 militantes murcianos y que estarán presente en los 45 municipios en 2019-, y dio paso a una aparición sorpresa: la exdiputada del PP por Murcia y exconsejera de Trabajo, Lourdes Méndez, quien mostró su apoyo «al partido que defiende sin complejos la vida desde la concepción hasta la muerte». «Es el único que ha obligado a la Justicia a salvarnos de los delitos que se estaban perpetrando», afirmó antes de exhortar: «Ya era hora de defenderse de los ataques a la unidad de España».

Después fue el turno de Ortega Lara. Defendió que Vox «se ha enfrentado a los golpistas para arrebatarles las instituciones y ponerlas al servicio de las personas [...] en una comunidad [Cataluña] donde ha estado ausente el Estado en 40 años». Criticó al Gobierno, «sostenido por los separatistas, traidores, filoterroristas y enemigos de España»; y reivindicó que la otra cara de la moneda son las víctimas, que «dieron su vida» y han sufrido «el desamparo institucional». La Ley de la Memoria Histórica, añadió, es una ley de «venganza»: «Provocaron una guerra, la perdieron y 80 años después pretenden ganarla», espetó, criticando que la izquierda «sufre el trauma de la pérdida de la Guerra Civil, que le impide evolucionar».

Y terminó Abascal, recibido al grito de «presidente». Proclamó que su proyecto antepone en primer lugar «el futuro, la libertad y la unidad de nuestra patria» y aseveró que son «antifascistas, antinazis y anticomunistas». «No nos vamos a callar ni debajo del agua ni aunque nos metan en la cárcel». El acto concluyó con el himno de España.