Semana Santa Cartagena

La primera procesión de España recorre Cartagena

El Vía Crucis penitencial del Cristo del Socorro, que cada año acoge a más fieles, comenzó de madrugada y llegó al amanecer a la plaza de San Ginés

Un año más Cartagena presume por ser la que abre el telón de la Semana Santa en España, sacando a desfile sus primeras figuras en la madrugada del Viernes de Dolores. Y lo hace con una procesión, el Vía Crucis del Santísimo y Real Cristo del Socorro, severa, solemne y austera, pero que cada año gana más popularidad entre los fieles de la ciudad. 

El año pasado el Hermano Mayor de la cofradía, Manuel Martínez Guillén, definía como “inenarrable y espectacular” la acogida por las calles de la ciudad del paso de las figuras del Cristo y de su madre, la Santísima Virgen de la Soledad y el Consuelo. Tras dos años sin procesiones por la pandemia los cartageneros se echaron a las calles, venciendo el sueño, para arropar a las imágenes. 

El hermano mayor del Socorro aseguraba que en sus 50 años en el Socorro jamás había visto a tanta gente acompañando la procesión. Pues este año, superando con creces sus expectativas, ya libres de las ataduras que suponía el Covid, y a pesar de las horas, la afluencia de público fue todavía mayor, marcando un nuevo hito que, dada la trayectoría que está siguiendo la procesión estos últimos años, no se descarta que se supere el año que viene.

Sobre las 3.30 de la madrugada partió la procesión desde la Catedral Vieja, donde antes se procedió a la imposición de los escapularios a los nuevos hermanos de la cofradía y a los Hermanos de Honor y Mayordomos de Honor. La del Socorro es una procesión poco dada a los cambios. Como marca la tradición, el Cristo partió precedido de la Santísima Virgen de la Soledad del Consuelo, rasgo definitorio de esta procesión en la Semana Santa de Cartagena.

El recogimiento y la solemnidad, marcada por el silencio que únicamente rompía el toque de un tambor, definen su recorrido. La luz de cera alumbraba los tronos, sencillos y austeros, vestidos como siempre, sin “muchos alardes”.

Tras pasar por la calles Sepulcro, Concepción, plaza San Ginés, San Francisco, el callejón de Campos, San Miguel y Aire, hizo su primera estación de penitencia ante la Santísima Virgen del Rosell, la antigua patrona de Cartagena, en la Iglesia Santa María de Gracia, a la que se ofreció flores y “una gran cantidad de personas” le cantó la Salve.

La siguiente parada, tras pasar por la plaza de San Sebastián, calle Honda, plaza de San Francisco, Arco de la Caridad, calle San Vicente, plaza del Sevillano y calle Serreta, fue en la Basílica de la Caridad, donde aguardaba la patrona. A las 6.00 de la mañana comenzó la primer eucaristía en su honor el que es su día grandes, Viernes de Dolores. Una basílica que lucía llena hasta la bandera, por lo que algunas personas tuvieron que seguir la misa desde la calle, según cuenta el hermano mayor del Socorro.

Con el amanecer, en la plaza de San Ginés, tuvo lugar el rezo de la última estación y el canto de la Salve. Otro momento que Martínez Guillén definió como “impresionante”. Al término, el trono de la Virgen fue devuelto a la Iglesia de Santa María de Gracia y el del Cristo del Socorro a la Catedral Vieja.