Viernes de Dolores

Arroyo pide a la Caridad agua para el campo de Cartagena y el fin de la guerra de Ucrania

La alcaldesa ha hecho entrega de la Onza de Oro para apoyar a los enfermos y los más necesitados, este año dotada con 50.000 euros

El ambiente de festividad y devoción inundó desde buena mañana las calles de Cartagena. Ya es Viernes de Dolores, el día grande de la patrona, la Virgen de la Caridad, que este año se celebra con especial cariño, pues se cumplen 300 años de su presencia en la ciudad portuaria. Tres siglos en los ha sido confidente y defensora de varias generaciones de cartageneros. 

El telón de actos de la jornada lo abrió, un año más, la ofrenda de la Onza de Oro que el Ayuntamiento entrega al Santo y Real Hospital de Caridad, que tuvo lugar en la basílica en la que reside la patrona. Una dotación económica para apoyar a los enfermos y los más necesitados que este año mantiene los 50.000 euros del año pasado, cuando se incrementó de los 35.000 euros que se venían concediendo.

La Basílica de la Caridad estuvo abierta desde primera hora de la mañana, acogiendo a cientos de fieles que deseaban ver de nuevo el rostro de su patrona, y confiarle sus problemas y esperanzas, algo que se ha tornado en algo complicado debido a que la casa de la patrona lleva cerrada por obras todo el año. 

Sobre las 11.00 de la mañana, acompañados por trompeteros, maceros, porteros y policías ataviados con sus uniformes de gala, partió en comitiva la Corporación Municipal desde el Palacio Consistorial hacia la basílica. El concejal más joven de la Corporación, Álvaro Valdesueiro, se encargó de portar el pendón de la ciudad.

En torno a las 11.30 horas, con la llegada al templo de los concejales y la alcaldesa, Noelia Arroyo, dio comienzo la liturgia. “Que bello, que bello”, dijo el Obispo de la diócesis de Cartagena, José Manuel Lorca Planes, encargado de oficiar la misa, emulando las palabras que el mismísimo papa Francisco dijo tras contemplar por primera vez a la Virgen de la Caridad hace unos días. Los quedaron fuera la basílica pudieron seguir el acto a través de una pantalla gigante situada a la entrada.

El obispo resaltó el gran ejemplo que desprende la imagen de la patrona, capaz de “dar una hermosa lección sin decir ni una sola palabra”. “Una madre que vio morir a su hijo, percibida durante la Semana Santa como una Virgen dolorosa, pero que se mantuvo firme junto al pie de la cruz y que no se dejó derrumbar por el dolor, fiel”. Un ejemplo del que “todos deberían hacerse eco”. Para que “no perdamos la calma y la esperanza, pues la salvación está cerca”.

Lorca Planes pidió a la patrona que interceda por Cartagena y por todos sus habitantes, “para que caminen en una fe llena generosidad capacidad de acoger a los que sufren, a los pecadores y a los que han sido marginados”.

Durante la homilía la alcaldesa hizo entrega de la Onza de Oro, una tradición que data del año 1762 y que simboliza la aportación económica que realiza todos los años el Ayuntamiento de Cartagena en favor de los enfermos pobres del hospital. La ofrenda se realizó, como el año pasado, en la capilla de San José, lugar en el que reside en estos momentos la imagen de la patrona.

La regidora pidió de rodillas a la patrona que “escuche a los cartageneros", pues “la suma de sus confidencias retrata el ánimo de Cartagena, de hombres y mujeres que buscan la felicidad de los suyos; de un municipio que trabaja todos los días buscando la prosperidad”.

Una Cartagena que “pide oportunidades para seguir creciendo, el agua que necesita el campo y el fin de la guerra que ha expulsado de su hogar en Ucrania a familias que ahora son familia nuestra”. Arroyo se refirió a la Caridad como la “Alcaldesa Perpetua” del municipio. “Permite que quienes tenemos el honor de trabajar para tu pueblo lo hagamos sin olvidar nunca que a él servimos y sólo a él nos debemos”, le exclamó.

Arroyo pidió a la patrona “el acierto necesario para construir el futuro de los cartageneros desde la unidad y el acuerdo”. Y que le permita “reconocer  y aprovechar todas las oportunidades que deben hacer que Cartagena crezca como la gran ciudad que merecen los cartageneros”. Se lo pidió “segura de que su protección se extiende a los que trabajan para Cartagena dentro y fuera de ella”; y “convencida de que seguirá siendo su guía y la de los cartageneros a lo largo de las generaciones y los siglos”.