Opinión | Noticias del Antropoceno

Geoingeniería planetaria

The Economist, esa biblia en fascículos semanales que toda persona culta debería leer para saber lo que tiene que opinar, habla en su última edición de la geoingeniería en relación al cambio climático. 

Como adicto a la ciencia-ficción, no esperaba que en mi periodo vital pudiera llegar a hablarse en serio de geoingeniería, y mucho menos refiriéndose a nuestro propio planeta. En los relatos de fantasía científica no hay otro camino a la expansión multiplanetaria (sin duda el destino manifiesto de nuestra especie) que la adecuación de planetas yermos o inhabitables, como son todos los escasos planetas y las abundantes lunas del Sistema Solar. A diferencia de la Tierra, todos los planetas alcanzables, los separados de los gigantes por esa especie de M30 que es el Cinturón de Asteroides, son imposibles de colonizar por ausencia de atmósfera directamente o por contar con atmósferas incompatibles con los seres humanos. Una solución ingeniosa que una historia de ciencia ficción llevada al cine proponía era modificar genéticamente a un ser humano para poder respirar metano o cualquier gas que contuviera la atmósfera de un planeta por otra parte colonizable.

Colonización planetaria al margen, lo que plantea The Economist en su artículo son alternativas de ingeniería planetaria para solucionar el cambio climático y los eventos catastróficos para nuestro planeta con que el calentamiento global nos amenaza. Estas alternativas se resumirían en dos: la eliminación directa de CO2 de la atmósfera, y la siembra de una capa de gotitas que aminoren el efecto invernadero que producen este mismo gas y otros presentes en la atmósfera. En cualquier caso, estaríamos hablando de ingeniería atmosférica a nivel planetario, con las consecuencias que ello podría implicar a nivel geopolítico por los efectos transfronterizos indeseados de una nación a otra.

El hecho significativo para la crisis climática es que las soluciones a largo plazo están ya tan claras como el agua. El futuro pertenece a las energías renovables con la nuclear como respaldo. El problema a corto plazo o cómo evitar los efectos sobre el clima y del clima sobre los Polos y el nivel del mar. Ahí entran los experimentos de geoingeniería que se proponen. De momento, avanzan lentamente, pero los intereses que hay en juego son tan poderosos que no sería raro ver algunas de estas tecnologías experimentales en pleno funcionamiento de aquí a poco tiempo.

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