Opinión | Pulso Político

Laura Hernández Abellán

Propaganda basura

Les voy a hablar de un tipo de publicidad engañosa que, con el objetivo de promocionar personas, ideas o propuestas políticas, es capaz de pasar por encima de cualquier cosa, incluidas las mujeres y sus derechos, cual apisonadora que solo piensa en aplastar bien compacto el asfalto y jamás se para a pensar a quién podría estar cubriendo con esa masa negra y pegajosa. 

Propaganda basura o política basura. Lo mismo da que me da lo mismo.

Me he propuesto no nombrarlos. No pienso otorgarles ese triunfo para que piensen que el alquitrán que nos han soltado encima durante estos días ha logrado taparnos o rozarnos siquiera. Lo que no se nombra no existe. Y en esta ocasión, la apisonadora con la que pretendían aplastar nuestras decisiones, volver atrás en el tiempo y tratarnos como a niñas indefensas que no saben lo que quieren o deciden, se les ha convertido de golpe en un camioncito endeble que cualquiera podría destrozar con solo dejarle caer un pie encima. Y eso hemos hecho. Pasar por encima de su perniciosa propuesta, de sus mentiras y de una propaganda o política basura que ellos solitos, en este caso ella, han dejado en la más vergonzosa evidencia.

Pretendían con su moción lanzar un órdago a sus socios de Gobierno y comprobar quién era el valiente de sumarse al juego, pero se les ha pasado por alto que juegan junto a otros expertos de la política basura, esa en la que se compran y venden voluntades y donde hasta las firmas tienen un precio. Querían que la Región de Murcia fuese la nueva Hungría ultraderechista y, aunque no andamos tan alejados de ella, aún hay quien sabe diferenciar la verdadera política de la propaganda basura y cómo gritar para defendernos.

Dicen querer modificar los protocolos médicos a seguir en los procedimientos de aborto voluntario y que el médico muestre a las mujeres una ecografía en movimiento y con sonido para hacerlas reflexionar y cambiar su decisión. Cuestionar así nuestra capacidad para decidir sobre nuestro propio cuerpo y en libertad. Atacar y vulnerar, una vez más y de la forma más repugnante, nuestros derechos. Porque todo vale cuando se trata de hacer propaganda basura y a las buenas apisonadoras políticas no hay quien les gane en eso.

Dicen defender la vida, pero ni eso es cierto. Defender la vida va más allá de creer que tus creencias están por encima de una ley y de los derechos de las mujeres, mucho más allá de poner en duda a las violencias machistas que nos maltratan o matan. Defender la vida es querer acoger a quien huye del hambre o de la guerra y puede morir ahogado en mitad del mar, no mirar para otro lado y querer levantar muros más altos para separarte de otras razas y clases inferiores. Es respetar las decisiones de otros y no guardar silencio cuando se expulsa de la sanidad pública a mujeres para mandarlas a cuatrocientos kilómetros de su tierra si deben interrumpir un embarazo deseado por causas médicas. Y menos aún lo es el querer hacer que en esas circunstancias estén obligadas a ver una ecografía 4D o hacerlas escuchar el latido del feto. Eso no es defender una vida, es pisotearla.

Hacer propaganda especulando con el dolor y con un tema tan serio como el aborto es triste, muy triste, pero poco más se puede esperar de apisonadoras que van aplastando vidas sin pensar más que en sacar rédito político y que hasta lo reconocen públicamente. 

«No hay barrera, cerradura ni cerrojo que puedas imponer a la libertad de mi mente». Virginia Woolf.

#SeguiremosGritando