"Si en otoño esto sigue así, la zona puede convertirse en un pantano", afirma un vecino de Alquerías. Se refiere a la bajada de la rambla del Reguerón, a su paso por la pedanía murciana. A esa altura se unen en una las ramblas del cementerio, El Garruchal y Tabala. A esa altura también se encuentra la obra del actual tramo de la vía del tren, cuya construcción sólo ha dejado un par de tubos de dos por dos metros para el paso del agua.

"Hace unos años", recuerdan, "el tren pasaba por otro trazado, sobre un puente que dejaba un paso de un metro y medio de alto por unos diez de ancho. Aún con ese paso, las casas cercanas han sufrido más de un percance con las riadas. Con el hueco actual este problema es todavía más grave, porque se crea un auténtico embudo".

Valga un ejemplo del cauce que puede alcanzar esta rambla: "Hace un par de años el agua llegó hasta la puerta de las casas sólo con el desagüe de la rambla del cementerio, por una lluvia de apenas una hora. Y es la rambla más pequeña de las tres".

La responsabilidad de las obras ferroviarias que atraviesan los cauces fluviales corresponde a la Confederación Hidrográfica del Segura, quienes deben realizar un análisis del efecto barrera de las nuevas infraestructuras. Puestos en conocimiento de esta queja vecinal, desde la Confederación se afirma que van a enviar a la zona "un equipo de técnicos para sopesar la situación y valorar la adecuación de las obras existentes".