Sucedió a comienzos del siglo pasado, cuando las sufragistas comenzaron a movilizarse. Se iniciaba así la lucha en pro del sufragio femenino, impulsado por Emmeline Pankhurst, al fundar en el Reino Unido, la Unión Política y Social de las Mujeres. Con esta iniciativa, Pankhurst pretendió presionar al Partido Laborista para que recogiera en su ideario el derecho de las mujeres al voto. El término suffragette designaba a una mujer que reivindicaba el derecho al voto, y que incluso estaba dispuesta a infringir la ley para conseguirlo.

En España la lucha por los derechos de la mujer se desarrolló en el siglo XIX, gracias a la labor pionera que realizaron mujeres como Rosalía de Castro, Concepción Arenal o Emilia Pardo Bazán, que pugnaron por la defensa de cambios jurídicos y educativos favorables a la mujer, al considerar que debían ser igualmente protagonistas del progreso social y general del país. En el año 1918 surgía la Asociación Nacional de Mujeres Españolas que defendía reformas en el Código Civil, la represión de la prostitución legalizada, la educación y el derecho de la mujer a ejercer profesiones liberales.

En 1910 se produjo en Barcelona la primera manifestación multitudinaria de la historia española.

En tiempos del general Primo de Rivera se concedió el voto a las mujeres en el ámbito municipal, mientras que la II República reconoció el derecho femenino a ser elegidas para ocupar escaños en el Congreso, pero no así, la capacidad de votar. A esta época pertenecen nombres tan significados como Clara Campoamor, Victoria Kent o Margarita Nelken.

La situación de la mujer no comenzó a cambiar en España hasta los años sesenta, cuando el país sufre una fuerte transformación socioeconómica y cultural, y se aprueba la Ley de Derechos Políticos Profesionales y Laborales de la Mujer, que permitió la incorporación de la mujer a la vida laboral fuera del ambiente domestico.

La ex diputada por el PP María Dolores Bolarín ostenta el perfil de la mujer reivindicadora de la igualdad de derechos, responde por su carácter y tenacidad, equiparable a las primeras luchadoras decimonónicas.

Lo hace cada día desde la Asociación Cultural de San Antolín que un día promoviera y creara. Movimientos reivindicativos que nacidos en el ámbito cercano y que alejan sombras como: «La mujer en la casa y con la pata quebrá» referente denigrante y machista vinculado a tiempos oscuros, afortunadamente olvidados, gracias al dinamismo, a la entrega y al trabajo frenético de mujeres como la señora Bolarín.