Juan Francisco Gea ha presentado su dimisión como entrenador del equipo de fútbol sala murciano Bodegas Juan Gil Jumilla, pero la directiva no la acepta, por lo que sigue en el cargo que ocupa desde hace 20 años, aunque en "una situación de impotencia, indefensión y hastío", ha declarado.

"Igual hace falta que venga otra persona que ponga al equipo en vereda", ha indicado este jumillano de 52 años, que dirige al equipo ininterrumpidamente desde la campaña 1997-1998 y lamenta la situación del conjunto blanquiazul, colista de Primera División con un solo punto en 10 jornadas, y la suya propia.

Tras perder anoche por 2-5 ante el Aspil Vidal Ribera navarro no se mordió la lengua y, aunque con un tono pausado y reflexivo, explicó lo que le pasa por la cabeza.

"Hace dos meses le dije al club que dimitía y entendería que la afición pidiera mi marcha porque es gente que me quiere y que me ha colgado medallas durante mis 20 años en esta entidad. Me siento atado de pies y manos y ya no tengo autoridad en el club, que es lo peor que le puede ocurrir a un entrenador. Vivo una situación de impotencia, indefensión y hastío e igual hace falta que venga otra persona que ponga al equipo en vereda", declaró.

En el pabellón Carlos García Ruiz, los goles de Raúl Gómez y el brasileño Everton Luiz Ferreira no escondieron el mal momento que atraviesa un conjunto que se encuentra a 4 puntos del Levante, que también descendería hoy, y a 7 del Gran Canaria, que se salvaría.

La dinámica es claramente perdedora: "El problema es hay un punto en el que si no ganamos, duele, pero cada día menos. Lo que más duele es no competir por la afición y la gente que viene a vernos".

"Me duele por la ciudad, porque hay que presentarse a combate. No quiero meter más el dedo en la llaga porque hay chicos en el vestuario que lloran e intentaré ser lo más suave posible en el análisis. Si no compites, no hay opciones, y nos ganó un rival que desplegó sólo el 30 por ciento de su despliegue táctico", indicó.

Al referirse a su situación personal, avanzó su intención de dejar al equipo, decisión que no fue aceptada, pero puso un ejemplo que lo desautoriza: "Hay un jugador que tiene 13 partes disciplinarios abiertos y otros 6 con 2, pero no se ha adoptado medida alguna contra ellos y el club permanece impasible ante eso y del lado de los jugadores".