Una peluquera ha sido condenada por los daños causados intencionadamente en un local de Cartagena, actuando por el resentimiento que le provocó el enterarse pocos días antes de que una de sus empleadas montaría una peluquería en el mismo sitio, que la acusada dejó voluntariamente tras estar nueve años en régimen de alquiler.

La sentencia de la Audiencia Provincial confirma el fallo en primera instancia, que consideró probado que en 2012, la acusada ocasionó desperfectos por valor de 400 euros en el inmueble durante la mudanza de sus objetos y material para menoscabar la propiedad ajena. El fallo considera «absurda» la hipótesis esgrimida por la acusada de que el propietario o la nueva inquilina originaron los desperfectos para cobrar el dinero con el que afrontar la reforma del local.