­La reserva de las Islas Hormigas vuelve a estar abierta para el buceo tras el parón del mes de enero, estipulado por la nueva normativa que regula las actividades subacuáticas en la reserva marina, con la intención de proteger a las especies y su ecosistema durante el periodo de desove.

Así, los centros de buceo de Cabo de Palos se han puesto una vez más manos a la obra para tratar de inaugurar la temporada mejorando las condiciones que les marca dicha norma. Una de las líneas en las que están trabajando es en hacer un frente común con los pescadores, que les ayude a conseguir mejores condiciones para desarrollar sus respectivas labores a lo largo de este año.

«Estamos trabajando junto con el sector pesquero para hacer de la reserva marina un punto de encuentro entre pescadores y buceadores. De esta forma, tratamos de sumar esfuerzos para conseguir mejoras que nos beneficien a ambos. Para nosotros que nos permitan más inmersiones y para ellos quizá aumentar la cuota de pesca», indicó el responsable de prensa de los centros de buceo de Cabo de Palos, Sergio Martínez.

La primera reacción de los dueños de clubes de buceo a la orden que regula las actividades en la reserva fue muy negativa, ya que consideraban aumentar la cuota impuesta por buceador y limitar el número de inmersiones supondría un grave perjuicio para el sector. «Hay que tener en cuenta que nuestro trabajo es muy estacional. Cerca de 80% de nuestro volumen de negocio depende de los meses de verano», explica.

Ahora, tal y como ellos mismo explican, las medidas han sido asimiladas, aunque las negociaciones con las administraciones competentes todavía no han concluido. «Toda regulación es buena si es consensuada y una joya como la que tenemos en Cabo de Palos merece un cuidado exquisito, del que somos responsables todos los que utilizamos sus recursos».

Los propietarios de centros de buceo de Cabo de Palos reconocen que el principal motivo de su cambio de actitud frente a la normativa se debe a la predisposición de la consejería de Agricultura y Agua a dialogar. «Al principio la orden fue muy tajante, pero ahora se ha flexibilizado un poco, aunque nosotros continuaremos negociando para conseguir nuevos puntos de buceo en la zona y aumentar la cuota de buceadores permitida».

De hecho, el diálogo constante con la administración ha permitido que, en ciertos momentos del año, cuando los centros han solicitado autorizaciones para bucear fuera de las fechas establecidas, se les concedan. «En estos casos no se han superado los cupos, sino que se nos ha permitido bucear fuera de las fechas que se habían fijado. Esta actitud por parte de la administración nos ha hecho pensar que es posible un uso sostenible de la reserva por parte de todos los colectivos implicados».

La orden, que entró en vigor en junio, establece un cupo máximo de 300 buceadores al día durante verano y Semana Santa, cuando durante la temporada alta de los años 2012 y 2013 se llegaron a alcanzar picos de hasta medio millar de buceadores.