La tormenta de agua que cayó en la ciudad durante la madrugada del Viernes Santo mojó los tronos de la procesión california del Silencio y afectó, sobre todo, a la túnica de la Virgen de la Esperanza, durante su traslado desde la iglesia de Santa María al almacén de Villa Samaritana que la hermandad encarnada tiene en la barriada Virgen de la Caridad.

El traslado de los tronos del Ecce Homo, el Cristo de los Mineros, la Vuelta al Calvario y la Santísima Virgen de la Esperanza, además del de la Virgen del Primer Dolor, se inició sobre la una menos diez de la noche del Jueves Santo «cuando en el cielo había estrellas», señaló ayer a esta redacción el mayordomo de iglesia de la cofradía california, Manuel Hernández Carrasco.

El objetivo de esta maniobra era dejar el templo lo más despejado posible para que la cofradía marraja tuviera espacio suficiente para instalar los tronos de la procesión del Santo Entierro.

«Yo dejé al personal a la altura de Juan XXIII y el chaparrón les pilló muy cerca del Rosell, a unos doscientos metros del almacén de Villa Samaritana», agregó.

El aguacero no sólo mojó los tronos, sino que también afectó al manto y a la túnica de la Virgen de la Esperanza. «El hermano mayor y su hijo,

el conserje y yo mismo estuvimos secando los tronos y limpiando hasta las cinco de la mañana. Le retiramos el manto y lo extendimos y está prácticamente seco. Lo único que sí se dañó fue un trozo de tela de la túnica de la Virgen que es de terciopelo blanco y que lleva unos bordados. La plantilla del bordado lleva debajo un trozo de cuero y con el agua se ha desteñiido un poco. Se trata de una mancha de unos diez o doce centímetros de tela que se han teñido en color oro, a la altura del dobladillo», explicó.

En opinión de Hernández, «los daños no son irreparables. El manto habrá que cepillarlo bien y la túnica habrá que ver cuál es la mejor solución», dijo.

Aunque algunos cofrades aseguraron que la madera de los tronos se había bufado al mojarse, tanto Hernández como el hermano mayor

californio, Juan Carlos de la Cerra, desmintieron que fuera cierto.

«El manto está perfecto. Todo iba cubierto con tela y con un plástico. Los tronos se mojaron sí, pero igual que cuando les ha caído agua en el transcurso de otra procesión y no por ello se han deteriorado. La madera no es de aglomerado, sino que lleva pasta y pan de oro», aseguró el hermano mayor californio.

De la Cerra insistió en que sólo se destiñó la parte baja de la túnica de la Virgen.

«Se ha descolorido debido a que el plantillaje del bordado lleva debajo una pieza de cuero que se mojó. Aún no hemos decidido qué solución tendrá: si llevarlo a la tintorería o traspasar ese bordado a una tela de terciopelo nueva», argumentó.