Nahla y su familia abandonan Rafah, aunque no tienen a donde ir. Aquí llegaron, como más de un millón de gazatíes, huyendo de las bombas. Pero los últimos ataques israelíes y el temor a una ofensiva militar terrestre no les deja más opción. Con Egipto blindada, sin el apoyo clave de Estados Unidos y la negativa de Naciones Unidas de participar en la evacuación de los desplazados, los planes de Israel se complican. Por eso, en las últimas horas aumentan las esperanzas de alcanzar un alto el fuego con Hamás. El secretario general de la ONU se ha mostrado optimista en conseguir detener las devastadoras consecuencias de una incursión israelí en Rafah.